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Elección en disputa: segunda parte

PATRICIO DE LA FUENTE
"Se quejan por el clima, por el tráfico. Si el ignorante 68.34% que no votó por el Amado Líder hubiera hecho lo moralmente correcto…"— Papel Carbonell vía Twitter
"Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo".— Voltaire

Ayer lo expresaba acertadamente el admirado Maestro Armando Fuentes Aguirre "Catón": "Andrés Manuel López Obrador ya no está a la altura de un dramático "¡Ya basta!" Merece ahora, a lo más, un ramplón y aburrido "Ya chole". Resulta penoso decirlo, pero el tabasqueño va en camino de convertirse en una figura patética. Su empecinada tozudez roza ya las lindes de lo demencial. Se parece AMLO al amante despechado que al grito de "¡Mía o de nadie!" mata a la mujer que no se le entregó. Su necia impugnación del proceso electoral es un agravio a eso que él llama "la voluntad popular", y que respeta sólo cuando se inclina a su favor".

López Obrador se encuentra en su legítimo derecho de impugnar la elección, es su prerrogativa acudir y agotar todas las instancias legales al alcance. No hay democracia en el mundo que sea perfecta. ¿Que el PRI gastó dinero a raudales? No me cabe la menor duda. ¿Qué ciertos medios de comunicación apoyaron a Peña con una línea editorial favorable hacia su persona? Claro, están en su derecho de apoyar a quien quieran. ¿Qué hubo compra de votos y repartición de despensas e incentivos de toda índole? Por supuesto. ¿Desvío de recursos provenientes de las arcas estatales? Probablemente. La bronca es que este columnista no nació ayer y sabe que todos los otros partidos políticos son brillantes discípulos del Revolucionario Institucional si de chanchullos y lucrar con la miseria e ignorancia del electorado se trata. No me vengan a vender piñas…

¿Por qué no me sorprende? Muy a pesar del llamado "Pacto de Civilidad" donde estampó su firma y empeñó la palabra, sin importar los dichos en el sentido de que su organización abarcaría todo el territorio nacional para "impedir el fraude"; esto lo vi venir desde el principio; todo apuntaba hacia un conflicto poselectoral y a que, de nueva cuenta, Andrés Manuel López Obrador se inconformaría con los resultados en caso de que éstos no le fuesen favorables. Y mucho me temo, querido lector, que este patrón no comienza desde 2006 con la toma de Paseo de la Reforma y la afectación a los derechos de terceras personas, a muchos micro, medianos y grandes empresarios que se vieron obligados a cerrar sus comercios, pues quebraron. Bendito Juarismo…

Esto data desde sus tiempos como luchador social en Tabasco, en donde nunca llegaría a ser Gobernador. Ahí también alegaba fraudes. Combativo al fin, en aquellos días era mediante la toma -a todas luces ilegal, por cierto- de pozos petroleros, como combatía a los enemigos que desde entonces lo persiguen a diestra y siniestra, rondan sus pasos, buscan destruirlo, negarle a México la posibilidad de ser grande pues "su izquierda" y particular óptica de las cosas significa la única vía de redención. Lo otro son caminos destinados al fracaso pues como señala, "el país no observa crecimiento alguno desde hace tres décadas". Seguramente, el casi setenta porciento que no votó por él vive en el error, está equivocado, es víctima de la ceguera viral y contagiosa entre quienes no vitorean a este nuevo juarismo reinventado que encabeza Andrés Manuel, político que llega con un destino previamente escrito: salvar al pueblo de la ignominia y el yugo de la tiranía…

El conflicto al que hoy asistimos es un caldo de lenta cocción en el que se han invertido seis largos años; sazonado con harta sal, pimienta, una importante cantidad de recursos y si a ello le sumamos a tanto "estudiante espontáneo" que a últimas fechas nos sigue, pues padrísimo, ¿no? Y claro, seis años en campaña y los que seguramente vendrán -somos incansables- no serían posibles sin las aportaciones voluntarias, "el salario republicano de cincuenta mil pesos" y claro, Martín Esparza y su SME siempre acudirán gustosos cuando las cosas se compliquen. En tanto, "a pesar de que hace tiempo que no lo hemos visto", René Bejarano y sus huestes preparan escenarios a modo para que la capital del país y sus calles estén a nuestra disposición. No vaya a ser que se nos ofrezca…

Soy parte del casi setenta porciento que no votó por Andrés Manuel López Obrador. Aplaudo el que sea un patriota, un buen hombre, un gran mexicano. Celebro su honestidad y el que varias de las propuestas que formuló durante la campaña presidencial merezcan ser recogidas por el siguiente gobierno de la República. No me gusta como a él, observar a un México de abismales diferencias entre ricos y pobres. También comparto su tristeza por la actual situación de violencia e inseguridad que se vive a lo largo y ancho del país. Difiero en la forma del proyecto de Andrés Manuel, nunca en el fondo: un mejor México.

Existe una izquierda moderna, incluyente y de propuestas cuya efectividad está fuera de toda duda. En sus oficinas de la Ciudad de México, al doctor Miguel Ángel Mancera le expresé mi confianza y que votaría por él, cosa que hice. Del mismo modo, estimo que en la figura de Marcelo Ebrard y otros cuadros de la izquierda moderada, el PRD tiene frente a sí la oportunidad histórica de consolidarse como la segunda fuerza política del país y ocupar la Presidencia de la República hacia 2018. De ellos dependerá no autodestruirse.

Es hora de otros tiempos, de un profundo ejercicio de reflexión y autocrítica. La eternidad no existe y Andrés Manuel da patadas de ahogado. Su mayor desgracia es que su tiempo ya pasó y no hay retorno.

Twitter @patoloquasto

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