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Elecciones y jueces

JAVIER CRUZ ANGULO

En el 2000 George Bush y Albert Gore compitieron por la presidencia de Estados Unidos, la elección fue muy cerrada y hubo problemas con las boletas en Florida. El problema de las boletas electorales consistía en que no era claro para el público por quién estaban votando. Aunque usted no lo crea.

Bush resultó triunfador, y Gore decidió llevar su caso ante los tribunales. Dentro de las cosas que pidió Gore a sus abogados, es que nadie golpeara en el discurso a las instituciones. Un verdadero demócrata en toda la acepción de la palabra. La Suprema Corte de EU ordenó que se detuviera el recuento de boletas y la interpretación de la mismas. Bush fue declarado ganador, con todo lo que ello implicó para EU y el mundo.

Las elecciones en EU son más duras que las nuestras. Es menor la regulación del financiamiento, su sistema electoral no es un laberinto de la desconfianza (como el nuestro) y hay más libertad de expresión sobre el tema. Y sin embargo, hay menor participación del electorado; y se podría decir que es una contienda mucho menos limpia.

En México es la segunda ocasión que se debate una elección presidencial. Aquí, con un sistema electoral lleno de candados, desconfianzas, regulación de medios y de discurso, dos veces consecutivas, la elección se tiene que llevar a los tribunales.

En nuestra elección y en el caso de Gore contra Bush hay un común denominador. Se pide que se haga psicología o antropología social del electorado. En EU el problema era la claridad de las boletas, entonces había que interpretar lo que el elector quiso decir.

En el caso Gore-Bush había un elemento clave: las boletas podían confundir al electorado, y además las máquinas que habían hecho el recuento también habían fallado. Aquí me parece que había un nexo causal muy claro, entre la voluntad de los electores y el posible problema en el resultado. El corazón de este caso está en el núcleo de la elección, en el momento en que la persona expresa su voluntad. Aquí lo que se atacó fue el momento preciso de la democracia. La Corte allá no entró al debate de lo que en realidad quería el electorado, y así fallo contra Gore.

En México el problema no está tan claro, la mayor parte de las baterías se enfila para atacar una serie de actos que sucedieron antes de la elección; y que según la parte que impugna tuvieron efecto en ese preciso momento. El argumento de López Obrador tiene una particular interpretación constitucional. La desigualdad en recursos y difusión puede influir al electorado, esta interpretación ya la hizo una Sala Regional del Tribunal Electoral sobre la elección en Morelia. Dicha interpretación señala que cuando un boxeador sale con el logo de un partido se puede influenciar al electorado. En mi óptica ésta es verdadera psicología judicial.

¿Cómo sabe un juez qué piensan millones de personas a partir de lo que ven en televisión? ¿Los jueces fueron a preguntar a los munícipes de Morelia, si un boxeador los puede influenciar de una manera u otra?

Los principios constitucionales se tienen que respetar, y debe haber sanción en caso de incumplimiento. Pero a cada violación hay una sanción distinta. Una cosa es coaccionar al electorado en el momento de votar; y otra es una serie de actos que se especula influyeron en ese momento. En otro sentido, los jueces tendrían que interpretar que un voto para x, en realidad fue un voto para y.

Investigador del CIDE

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