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YAMIL DARWICH

Poco a poco se acerca la fecha: el primero de julio habrá elecciones de presidente de México, diputados y senadores de la República. Durante semanas, hemos escuchado agravios e infundios de unos contra otros; acusaciones sin fundamento, algunos sospechosamente creíbles, pero sin evidencias contundentes.

Hemos participado de eventos políticos, que aprovechados por publicistas y empresarios del "negocio del espectáculo", exhiben "encueratrices", acaparadoras de la atención pública, a expensas del erario nacional.

El tiempo se va acortando y a estas fechas ya deberíamos tener, - delineado al menos - nuestro perfil de candidato para votar.

Hoy, más que nunca, nuestra responsabilidad ciudadana es ineludible y habremos de acudir a las urnas para apoyar a quien mejor nos parezca. No hacerlo, representa incumplimiento de nuestro deber; más allá: perder el privilegio de elegir y consecuentemente no tener derecho moral a criticar.

La decisión es difícil, pero debemos tomarla, aún con enfado y sentimientos de desesperanza por lo ocurrido en nuestra nación, especialmente en los últimos sexenios vividos; nada nuevo bajo el sol, baste recordar un poema que se refiere al caso:

El texto es atribuido a José Aguilar Jurado siglo XVIII, religioso franciscano español, escrito en su vida adulta, del que podemos evaluar su vigencia:

"Déjame dormir mamá: Hijo mío, por favor, /de tu blando lecho salta. / Déjame dormir, mamá, /que no hace ninguna falta. / Hijo mío, por favor, / levántate y desayuna. / Déjame dormir, mamá, / que no hace falta ninguna".

"Hijo mío, por favor, / que traigo el café con leche. / Mamá, deja que en las sábanas / un rato más aproveche. / Hijo mío, por favor, / que España entera se afana. / ¡Que no! ¡que no me levanto / porque no me da la gana!"

"Hijo mío, por favor, / que el sol está ya en lo alto. / Déjame dormir, mamá, / no pasa nada si falto. / Hijo mío, por favor, / que es la hora del almuerzo. / Déjame, que levantarme/ me supone mucho esfuerzo".

"Hijo mío, por favor, / van a llamarte haragán. / Déjame, mamá, que nunca / me ha importado el qué dirán. / Hijo mío, por favor, / ¿y si tu jefe se enfada? / Que no, mamá, déjame, / que no me va pasar nada".

"Hijo mío, por favor, / que ya has dormido en exceso. / Déjame, mamá, que soy / diputado del Congreso / y si falto a las sesiones / ni se advierte ni se nota. / Solamente necesito / acudir cuando se vota, / que los diputados somos / ovejitas de un rebaño / para votar lo que digan / y dormir en el escaño".

"En serio, mamita mía, / yo no sé por qué te inquietas / si por ser culiparlante / cobro mi sueldo y mis dietas. / Lo único que preciso, / de verdad, mamá, no insistas, /es conseguir otra vez / que me pongan en las listas".

"Hacer la pelota al líder, / ser sumiso, ser amable. / Y aplaudirle, por supuesto, / cuando en la tribuna hable. / Y es que ser parlamentario / fatiga mucho y amuerma. / Por eso estoy tan molido. / ¡Déjame, mamá, que duerma!"

"Bueno, te dejo, hijo mío. /Perdóname, lo lamento. / ¡Yo no sabía el estrés / que produce el Parlamento!"

Un texto más; se tribuye a Guillermo Aguirre y Fierro, autor del Brindis del Bohemio.

"El león falleció ¡triste desgracia! / y van, con la más pura democracia, / a nombrar nuevo rey los animales. / Las propagandas hubo electorales, / prometieron la mar los oradores, / y… aquí tenéis algunos electores:"

"Aunque parézcales a ustedes bobo/ las ovejas votaron por el lobo; / como son unos buenos corazones/ por el gato votaron los ratones; / a pesar de su fama de ladinas / por la zorra votaron las gallinas; / la paloma inocente, / inocente votó por la serpiente; / las moscas, nada hurañas, / querían que reinaran las arañas; / el sapo ansía, y la rana sueña / con el feliz reinar de la cigüeña; / con un gusano topo/ que a votar se encamina por el topo; / el topo no se queja, / mas da su voto por la comadreja; / los peces, que sucumben por su boca, / eligieron gustosos a la foca; / el caballo y el perro, no os asombre, / votaron por el hombre, / y con dolor profundo / por no poder encaminarse al trote, / arrastrábase un asno moribundo / a dar su voto por el zopilote".

"Caro lector que inconsecuencias notas, / dime: ¿no haces lo mismo cuando votas?"

Ni dudarlo, la prosapia latina deja en la memoria lo que somos; recuerde que votar es responsabilidad ciudadana. ¿Ya se decidió?

Ydarwich@ual.mx

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