La realidad. En la gran mayoría de los municipios del estado existe este problema, el endeudamiento de los campesinos para poder sembrar, lo malo es que dejan sus tierras o sus casas como garantía de pago ante el banco y/o agiotistas.
No sólo en Cuencamé, sino en varios municipios de los Llanos, los productores del campo dejan sus tierras o su casa en garantía con alguna institución financiera o con agiotistas para pedir un crédito y poder sembrar, reconoce Javier Ibarra Jaquez, dirigente estatal campesino.
En la edición de ayer, El Siglo de Durango dio a conocer el señalamiento del alcalde de Cuencamé Eligio Moreno Martínez donde expresaba que el 80 por ciento de las escrituras de las parcelas de ese municipio están en poder de los bancos.
El dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC) reconoce que esta situación no es privativa de Cuencamé,"en todos los municipios de la región de Los Llanos y de otras regiones el productor del campo depende del sistema crediticio para sembrar".
Y todos están a la espera del apoyo de Procampo, pero éste suele retrazarse, los campesinos requieren de recursos para poder comprar la semilla, para barbechar, para adquirir fertilizantes y acuden con alguna institución financiera o hasta con el agiotista, agrega el dirigente campesino.
"Tanto los bancos como el que presta dinero buscan una garantía para no perder si el productor no paga y por lo general ese aval suele ser la casa o la parcela", reconoce Ibarra Jaquez.
Y el productor, señala el dirigente campesino, está a la espera de su cosecha para poder pagar su crédito, pero si ésta sale de regular a mala, entonces no hay dinero suficiente para pagar porque el dinero se usa para sobrevivir; si la cosecha es de regular para buena, entonces se paga y lo que queda es para mantenerse.
Lamentablemente, agrega, el campesino se seguirá endrogando para poder sembrar porque no existe un esquema de comercialización eficiente ni programas federales que ayuden a tiempo al productor y todos los que trabajan la tierra tiene un gravamen ante una institución financiera y deja en garantía sus parcelas o la casa y después, "los problemas se vienen como bola de nieve".
Pero esta situación, dijo, se ha convertido en costumbre entre los productores rurales.
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Jose antonio rodriguez / El Siglo de Durango