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Empieza el Barça a imaginarse sin Xavi

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EFE

Del mismo modo que el barcelonismo sabe que los días de Pep Guardiola al frente del equipo tienen fecha de caducidad, empieza a ser consciente de que Xavi Hernández, el jugador que mejor simboliza el alma del Barcelona, no será eterno, después de una presencia testimonial en los últimos partidos.

Por primera vez el Barça se empieza a imaginar una vida sin Xavi.

"Sin él todo esto será diferente", reconocía su técnico tras el partido del domingo contra el Valencia. Unos pocos minutos le bastaron al centrocampista catalán para anotar un gol y empezar a dejar atrás las molestias que arrastra en un sóleo, las mismas que le han apartado de la titularidad en la mayoría de los últimos encuentros.

Cinco partidos en los que el Barça ha llegado a una final de Copa y ha encarrilado prácticamente el pase a cuartos de Liga de Campeones, pero en los que casi ha dejado escapar media Liga. Sin Xavi nada es igual. A veces mejor, otras peor, siempre distinto.

Sustituido a falta de quince minutos en el empate a cero ante el Villareal, en los siguientes seis partidos solo ha sido titular en uno de ellos, noventa minutos en la victoria sobre el Valencia en la vuelta de semifinales de Copa (2-0), el mismo equipo ante el que el domingo disputó unos pocos minutos en Liga.

No actuó, sin embargo, en la ida de Copa en Mestalla (1-1), ni en las victorias ante la Real Sociedad (2-1) y el Bayer Leverkusen (1-3), donde el Barça ofreció una buena versión. Tampoco estuvo, y allí sí se le echó de menos, en la derrota en el Reyno de Navarra ante Osasuna (3-2).

En todos esos partidos, sin la pieza angular sobre la que se edifica el estilo coral azulgrana, el Barça ha ofrecido lo mejor y lo peor de lo que puede augurar un futuro sin Xavi.

En la cara de la moneda, a falta de un sucesor claro, mejor tener una tropa de herederos. Cesc y Thiago son las opciones más cercanas, mientras Sergi Roberto y Dos Santos son aún promesas de futuro, todos ellos con el certificado de calidad de La Masía.

No son Xavi, pero sí una evolución del concepto, como también lo fue Xavi del mismo Guardiola en su tiempo. Los genes brasileños de Thiago aportan fantasía y descaro al centro del campo, mientras que el exilio inglés de Fábregas genera un juego más directo y penetrante, con el área entre ceja y ceja. Y goles, muchos goles.

Xavi es la exaltación del monopolio del balón. La máxima expresión del "rondo", de ese péndulo que hipnotiza al rival hasta que cae rendido. Con Thiago y Cesc, sumando a Iniesta, Alexis, Pedro o Tello, el Barça adquiere mucha más verticalidad. Sin cortapisas, con menos prosa, sin tantas argumentaciones.

Ante el Valencia, en el último encuentro, lograron cinco goles, aunque a nadie le hubiera extrañado ver el doble de tantos en el marcador. Velocidad de juego llevada a la máxima potencia.

Triangulaciones siempre hacia delante, avanzando, ganando metros.

Más atajos y menos rodeos. Ahí está también la cruz del asunto.

Caóticos por excelencia, Cesc y Thiago tan pronto siembran desconcierto en la defensa rival como en su propio equipo. A más riesgo, más pérdidas de balón y más opciones para el rival, ese que antes apenas olía el cuero. Es, como reconocen ellos mismos, su asignatura pendiente.

Además, el que ni Thiago, ni Iniesta y mucho menos Cesc sean los clásicos organizadores de juego ha llevado a que Messi se vea obligado en muchos de los últimos encuentros a retrasar su posición y tomar el timón del equipo, lo que se traduce en más asistencias de gol (21) del argentino, pero menos presencia en el área.

Solo un jugador parece querer recoger el testigo de Xavi. Desde el silencio y el anonimato sobre el césped, la pausa del pivote defensivo Sergio Busquets se encarga de recordar al resto que el mejor fútbol del Barça se erige, se ordena y se despliega alrededor del balón. Que la victoria se construye lejos de las áreas. Que el gol es la consecuencia de un método, no la finalidad absoluta.

Es la vida sin Xavi. "Claro que la hay", dice él mismo. "El Barça no depende de un jugador y seguirá compitiendo cuando se vayan los Messi, Iniesta o Xavi. Está por encima de cualquier personalidad".

Incluso de aquella que lo hace más inconfundible. Aunque, como se encarga de recordar, aún le quede cuerda para mucho rato.

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Escrito en: FUTBOL EUROPA

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