Los festejos quedaron para otra ocasión en La Partida. (Ramón Sotomayor)
La Partida volvió a vibrar con otro momento imborrable en la memoria de sus pobladores, con la consagración ahora en el Olimpo de su hijo predilecto, Oribe Peralta.
Pero a diferencia de cuando se disputó la final del Clausura 2012, cuando los Guerreros derrotaron a los Rayados del Monterrey, para consagrarse campeones del futbol mexicano, los festejos de la histórica medalla de oro en los Juegos Olímpicos en el ejido perteneciente a Torreón, ahora fueron moderados.
Tal vez fue el contraste en cuanto a horario respecto a Londres y que el juego se desarrollara por la mañana del sábado, el principal motivo de que no hubiera sobresaltos en masa, como ocurrió el pasado 20 de mayo con el título del balompié azteca sobre los regios.
Los pobladores en sus respectivos trabajos, así como en sus hogares, estuvieron pendientes al juego, desarrollado a miles de kilómetros, desde el otro lado del Océano Atlántico, donde el "Cepillo" se convirtió en el héroe del partido final con dos tantos.
Enfundados en playeras de México y del Santos Laguna, los paisanos de Peralta vivieron a su manera el cotejo del Tricolor frente al favorito Brasil.
Algunos se reunieron en casas particulares para presenciar el juego y aprovechar para disfrutar un buen desayuno. El pretexto era el ideal, apoyar a su hijo pródigo y comenzar de buena manera el fin de semana.
Luego del partido, hubo fiesta en La Partida por la consecución de México del metal áureo, pero era muy temprano y sólo en las esquinas se observaba a personas intercambiando puntos de vista del encuentro.
No hubo recreación, en la cancha de tierra donde Oribe se forjó como jugador, de los goles que anotó en el pasto sagrado de Wembley, pero la sonrisa de sus habitantes es evidente, orgullosos de lo realizado por el "Cepillo" en el plano internacional.
Pepe Maldonado, quien apoyó a Peralta en las épocas de juventud, incluso lo ayudó a salir de una fuerte lesión en el inicio de su carrera profesional, no pudo ocultar su felicidad.
El grupo musical La Quinta Clave, integrado por sus tíos y primos José Alfredo y Ramiro Peralta, también están de fiesta. Y es que ellos junto al seleccionado nacional, años atrás, cascareaban en los principales accesos de este ejido de Torreón.
También quienes fueron sus primeros compañeros en el futbol llanero, Los Vagos, no caben de la felicidad y orgullo, ya que gracias a Oribe, La Partida fue puesto en el mapa futbolístico.
Entre los pobladores ya comenzaron a organizarse para realizar una serie de reconocimientos al goleador del Tricolor olímpico y de Santos Laguna, así como una cálida recepción, aunque dependerá de la agenda del futbolista.
Tal vez no se contará con la elegancia británica en la ceremonia de premiación, del glamour del Comité Olímpico Internacional (COI), del clima gris y húmedo de Londres, pero la calidez de los paisanos de Peralta no tendrá punto de comparación.