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En sismos, la práctica va décadas atrás de la ciencia

El terremoto de Tohoku Oki, ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Japón, fue el más devastador en la historia de ese país.

El terremoto de Tohoku Oki, ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Japón, fue el más devastador en la historia de ese país.

EL UNIVERSAL

Tras el terremoto de Tohoku Oki, ocurrido el 11 de marzo de 2011 en Japón y el más devastador en la historia de este país, la pregunta de cómo se puede dar un uso más efectivo a los conocimientos en sismología se hizo más apremiante.

Es un hecho que la sismología ha hecho impresionantes avances en los últimos 30 o 40 años, el reto ahora es usar esa información para propósitos de mitigación de daños.

Así lo afirmó el sismólogo Hiro Kanamori, quien en su visita al Instituto de Geofísica de la UNAM habló sobre las enseñanzas que el terremoto de Tohoku Oki dejó a la sismología y cómo dar un mejor uso práctico a los conocimientos en esta materia, al tiempo que señaló que a pesar de los grandes avances en el estudio de los sismos, "la práctica está dos décadas atrás de la ciencia".

El investigador del Laboratorio de Sismología del Instituto de Tecnología de California indicó que para lograr este objetivo es fundamental mejorar la comunicación entre los sismólogos y la población, para que la gente conozca lo que los científicos están encontrando.

Igualmente, destacó la importancia de incrementar la colaboración entre los sismólogos y los ingenieros, pues muchos de los hallazgos de la sismología serían de mucha utilidad en la práctica de la ingeniería, con lo que se podrían diseñar programas de mitigación a largo plazo.

Las enseñanzas del terremoto más devastador en la historia de Japón

El terremoto de Tohoku Oki fue el más devastador en la historia de Japón y uno de los más fuertes que se han registrado en el mundo, su magnitud fue de 9.0 grados en la escala de Richter, desató un tsunami que provocó la muerte de veinte mil personas, así como un desastre en la planta nuclear de Fukushima.

Este sismo ha sido también mejor instrumentado por la ciencia, es decir, el fenómeno fue estudiado con numerosos instrumentos como satélites, sismógrafos y redes de detectores GPS, que miden la deformación de la Tierra durante y después del evento.

Kanamori recordó que a los 3 minutos de que había ocurrido el evento, se sabía que su magnitud había sido de 7.9 grados, aunque esto era incorrecto, y ya se tenía la previsión de que podría presentarse un tsunami con olas de 6 metros. Eso salvó muchas vidas, aunque el tsunami presentó olas de más de 10 metros.

Veinte minutos después, al menos la comunidad científica, sabía que había sido un evento de 9 grados, y que el mecanismo que lo ocasionó fue un gran deslizamiento en las placas de la zona, esto gracias a los instrumentos modernos, porque hace 40 años podrían haber pasado 5 años para que se contara con la misma información. En sismología eso se considera un gran progreso.

El solo hecho de saber que un evento de 9 grados de magnitud ocurrió a poca distancia de la costa, puntualizó el especialista, es suficientemente bueno para propósitos de prevención de riegos, porque se sabe que habrá un tsunami devastador y se puede hacer algo. No obstante, esto únicamente es posible si hay un buen sistema de operación en tiempo real y coordinado; entonces se pueden salvar muchas vidas.

Es importante saber que aún con un plan de mitigación a largo plazo, pueden ocurrir grandes eventos como el gran terremoto de Tohoku Oki y que para ello es necesario mejorar los sistemas de comunicación y de alerta en tiempo real, así como desarrollar aplicaciones de ingeniería que funcionen en el preciso momento en que se presente el fenómeno.

Este tipo de tecnología ya se ha utilizado en Japón en los trenes de alta velocidad, que cuentan con instrumentos que al detectar un sismo se detienen automáticamente. Otro ejemplo es la tecnología utilizada por una empresa de electrónica que instaló un sistema automático que durante el tsunami aisló ciertas maquinarias, con lo cual evitó daños y pérdidas por varios millones de dólares. El uso de este tipo de sistemas debería extenderse para salvar más vidas, insistió.

El investigador relató que en Osaka, a 800 kilómetros del epicentro, hay una construcción de más de 50 pisos llamado Edificio Sakishima, en el que años antes se instalaron instrumentos sísmicos. Tras el terremoto de Tohoku Oki, al analizar los datos, observaron que durante el temblor la parte del techo osciló 2.7 metros en total, lo cual fue una gran sorpresa dada la gran distancia a la que estaba del origen del sismo.

Este es solo un ejemplo, señaló Hiroo Kanamori, de lo mucho que nos falta a los sismólogos por comprender este fenómeno y cómo se comportan los edificios, al mismo tiempo que muestra la relevancia de comunicar nuestros hallazgos con los ingenieros.

El doctor por la Universidad de Tokio y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos explicó que la mecánica de estos grandes eventos se desconoce y que los investigadores aún están trabajando con hipótesis. El problema, agregó, es que como se trata de hipótesis, y en sismología hay una gran incertidumbre en el corto plazo, los datos no son suficientes para convencer a los gobiernos de tomar acciones.

Finalmente, el connotado sismólogo concluyó que, en sismología, los grandes eventos pueden ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar, por lo que es fundamental estar preparados.

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