¿Por quién doblan las encuestas?
Hay dos preguntas inevitables cada elección. La primera es para qué sirven las encuestas y la segunda es cuál es la buena. En muchas ocasiones surge una tercera pregunta y es en qué país viven los candidatos porque en no pocas ocasiones tienen una visión absolutamente extraña del país y de sí mismo, pero ese es un tema de diván.
Las encuestas sirven para dos cosas: para entretener al respetable, por eso se publican tantas y tan variadas en diversos medios de comunicación, y para generar percepciones. Pocas cosas hay tan entretenidas en una elección como ver encuestas. Eso permite observar el movimiento de las campañas, entender que no son estáticas y que las estrategias, los errores y los golpes (campañas de contraste les dicen ahora que hasta la política se volvió cursi y políticamente correcta) si inciden en las preferencias electorales.
¡Cuántas tardes de café o tequila han sido amenizadas con encuestas en las últimas semanas! La segunda cosa para lo que sirven es para hacer-creer. Uno de las cosas más complicadas para cualquier partido o candidato es que la gente les crea que pueden ganar. Las encuestas son un instrumento fundamental para ello. ¿Cuál es la buena? La que le atine al resultado el día de la elección, pero hay que estar atentos a un fenómeno muy curioso que sucede con las encuestas en México: conforme se acerque el 1 de julio todas las que ahora andan cada una por su hebra tratando de favorecer a uno u otro se van a ir pareciendo cada vez más, porque una cosa es jugar a favor de una candidato y otra muy distinta es ponerse un quemón con el resultado.
Hace seis años una encuesta de GEA/ISA que daba empate cambió la percepción e hizo pensar que la elección no estaba decidida a favor de Andrés Manuel. En esta elección el presidente hizo exactamente lo mismo soltando, como que no quiere la cosa, una encuesta donde sostiene que la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, está sólo a cuatro puntos del priista Enrique Peña Nieto. La encuestadora más cercana a Lopez Obrador sostiene que Andrés Manuel va en segundo, pero nadie más lo dice y los cercanos a Peña Nieto se esfuerzan por que el candidato del PRI parezca inalcanzable. Ese es el juego.
La primera víctima de las encuestas pareciera ser Andrés Manuel López Obrador. Salvo en la de Covarrubias y asociados que lo coloca en segundo lugar, el resto de las encuestas lo ponen en un estático y empantanado tercero, siempre alrededor de los 20 puntos.
Por el contrario el efecto encuesta lo trae consigo Josefina en todas, hasta en las más cercanas la PRI, es la única que crece. ¿Está cuchareando el PAN las encuestas? Algunas sin duda, como lo están haciendo lo tres (Quadri sigue viviendo en ese horrible no lugar que es el margen de error), la diferencia es que el equipo de Josefina, de Calderón para abajo, sí están manejando políticamente el tema, mientras que PRI y PRD se han quedado muy cortos en este juego.
Si Andrés Manuel y Peña Nieto no hacen algo en el tema de las encuestas en los próximos 45 días van a llegar al arranque de la campaña con una percepción de derrota del el primero y de vulnerabilidad del segundo, y ahí sí, las encuestas doblarán por Josefina.