En relación a la crisis que particularmente se ha recrudecido en la Comunidad Europea manifestándose en la deuda soberana y el déficit de diversos países de la misma del cual también tiene sus propias repercusiones en los Estados Unidos, se ha puesto de manifiesto en particular que las intervenciones gubernamentales en la economía indudablemente dio lugar a la gravedad de dicha crisis. Lo anterior generó enormes déficit fiscales en los diversos países y un crecimiento notable de las deudas soberanas debido a que los políticos y los organismos reguladores no pusieron atención a lo que podría ocasionar los excesos cometidos en los gobiernos que ahora no pueden resolver por sí solos dichos problemas.
Dejando por el momento a un lado la crisis internacional, considero que es importante reflexionar sobre la importancia de vigilar y controlar la política fiscal; de hecho adecuadamente administrada promueve la estabilidad macroeconómica apoyando la demanda agregada e involucra el ingreso del sector privado evitando una desaceleración ya que se puede moderar la actividad económica durante periodos de crecimientos vigorosos que fue lo que sucedió a partir de la crisis en el verano del 2008 en los Estados Unidos.
Una función importante de estabilización a partir de llevar a cabo una política fiscal eficiente es que permite que operen adecuadamente los llamados "estabilizadores automáticos", éstos operan por medio del impacto de fluctuaciones monetarias y económicas sobre el presupuesto del gobierno y no requieren de decisiones de corto plazo de quienes formulan las políticas.
Por ejemplo, el monte de recaudación de impuestos y gastos inherentes se vincula directamente a la posición cíclica de la economía y se ajusta de tal manera que ayuda a estabilizar la demanda agregada regulando sin intervenir directamente los ingresos del sector privado; dichos estabilizadores automáticos tienen varias características deseables:
Primero, responden de manera oportuna y previsible, lo cual ayuda a los agentes económicos a tener expectativas correctas, al tiempo que refuerza su confianza. En segundo lugar, reaccionan con una intensidad que se adapta al tamaño de la desviación de las condiciones económicas con respecto a lo esperado al momento de la aprobación del presupuesto. Tercero, los estabilizadores automáticos funcionan de manera simétrica a lo largo del ciclo económico, moderando el sobrecalentamiento en periodos de auge que fue lo que no se hizo al principio de la crisis además, apoya la actividad económica en las fases de debilidad sin afectar la solidez de la posición presupuestaria logrando de esta manera, que las fluctuaciones puedan permanecer equilibradas.
No es de sorprender entonces, que las políticas fiscales que se manejen en forma discrecional impactan las fluctuaciones macroeconómicas que se salen del control, por lo tanto una política fiscal bien orientada puede convertirse en un instrumento que permanece bajo el control de los gobiernos que permite fomentar la demanda interna y el PIB sin crear incertidumbres y permite la confianza y encausar el comportamiento futuro de ingresos y gastos. Si no se tiene cuidado en su manejo se producen ciclos negativos ya que en ocasiones se reflejan reducciones de impuestos pero aumento en el gasto y como consecuencia un déficit en aumento que se convierte en un círculo vicioso para traducirse nuevamente en impuestos más altos y en un menor nivel de gasto en el futuro, lo que viene a perjudicar a la población en general y en la reducción del consumo interno.