Es paradójico que a medida que se ha venido complicando la situación económica en Europa, a pesar de la disposición particularmente de Alemania y Francia independientemente del BCE, varios de los países que están envueltos en esta crisis, por privilegiar supuestos liderazgos y particularmente mantener posiciones políticas en sus respectivos países, posponen medidas que de no aplicarse tendrán serias repercusiones para ellos mismos y el resto del mundo.
El presidente del Banco Central Europeo ha dejado en claro que el BCE está dispuesto a actuar para reducir los costos de financiamiento de España e Italia que se encuentran a niveles insostenibles y emprender al mismo tiempo un plan de recapitalización en la banca, que desde luego apoya el FMI y Alemania; desafortunadamente los líderes de estos países se contradicen y propician el retraso de los recursos.
Monti en Italia declara que no necesita dinero de los alemanes y pronostica que Italia puede salir adelante aplicando sus propias medidas de austeridad, sin embargo el primer ministro de Italia dice que su país apoya la idea de emitir bonos conjuntos de la zona euro, aunque recalca que sólo se puede lograr este paso si se adoptan otras medidas a favor de una unión física Europea lo cual no entiendo cómo se pueda lograr lo anterior de inmediato ya que esta condición en mi opinión es poco realista y mientras propicia que Italia siga con graves problemas en su economía y muestra de ello es que cuenta ya con una tasa de desempleo del 10.8% que es la más alta en su historia contemporánea.
Por su parte España se resiste a tomar todas las medidas requeridas para su saneamiento y aplica sólo una parte de ellas sin desconocer porque yo mismo he comentado que desafortunadamente se afecta a la sociedad y se crean problemas sociales pero al mismo tiempo no hay solución a los problemas; el mencionado país es uno de los más afectados por la crisis económica internacional. Su elevada tasa de desempleo es de un 24% y tiende a crecer, la debilidad de su sistema financiero es obvia y los números rojos de sus arcas públicas presagian un delicado presente y futuro.
Desde luego a diferencia de Italia hay un dato positivo como lo es el hecho de que cuenta con una afluencia de ingresos por el turismo y también pese a la crisis sus exportaciones se han sostenido, sin embargo no son suficientes para apuntalar sus recursos públicos y por ello la palabra "rescate" sigue escuchándose más de una vez.
Pese a ello los dos países enunciados se muestran ante la opinión pública con una posición exigente para que los fondos de rescate que se acordaron en la última cumbre Europea se apliquen de inmediato, por ello el encabezado del presente artículo ya que mientras existan divergencias en las formas y condiciones de que fluyan los recursos, se requiere liderazgo para poner acuerdos que permitan las soluciones que todos esperamos.
En lo que se refiere a México permítame compartir lo que el sociólogo y economista Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group destaca en su reciente libro y a su vez rescato lo siguiente:
"Una apuesta por México es una apuesta por Estados Unidos, si el mundo apuesta por Estados Unidos está apostando por México. En su condición de estado emergente, México lo ha hecho bastante bien; pero cada uno de sus segmentos de exposición está determinado por Estados Unidos".
