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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

La promoción de la lectura ¿Es sincera?

José Luis Herrera Arce

Una de las tantas campañas que a diario se promocionan es la de promover que la gente lea. En el libro "La gran novela latinoamericana" Carlos Fuentes, en la página 296 nos hace entender el porqué en los países de habla hispana casi no se lee. Hago algunas citas:

"Argentina logró crear, desde los años treinta, una poderosa distribución del libro... una infraestructura comercial que permitía a un editor, por pequeño que fuese, dedicarse a editar libros sin necesidad de invertir en un aparato distributivo... El beneficiario era el lector latinoamericano, de Chihuahua a la Patagonia. Los beneficiarios éramos, también, los escritores: nos conocíamos entre nosotros, estábamos al día de las novedades".

"Las dictaduras militares del cono sur y la crisis económica pusieron fin a esta situación. Pinochet, Videla y sus émulos, persiguieron a la clase intelectual, acusándola de fomentar e idealizar la violencia. Entre los perseguidos y desaparecidos figuraban no sólo escritores sino lectores. La ideología fascista modificó y estrechó los planes de estudio. Muchos intelectuales se exiliaron. El mercado interno se contrajo. Las librerías cerraron y el aparato distributivo se vino abajo."

"El otro gran polo editorial de Hispanoamérica, México, no pudo suplir las deficiencias argentinas. Carente de aparato distributivo, el libro mexicano debía ser adquirido por el librero latinoamericano de manera itinerante yendo de editorial en editorial y no a un distribuidor global. El vacío llenado por la empresa española tiene hoy sus propias limitaciones: el temor a vender masivamente en América y amanecer con una montaña de incobrables".

Lo anteriormente citado podría ser solamente la punta del iceberg. De mis recuerdos personales podríamos seguir enumerando. En mis tiempos de estudiante (hace cuarenta años) con lo que nos daban para gastar alcanzaba para comprar libros que salían en colecciones como la Salvat que se vendían en los puestos de periódicos. La última de estas colecciones fue la de RBA editores, no sé si últimamente haya salido otra.

Lecturas mexicanas fue otro buen proyecto editorial, junto a cien de México y cien del mundo y otras colecciones parecidas que solamente en Educal era posible conseguir. O sea que el público en general no las conoce porque esta es una librería especializada, actualmente en el Museo Arocena, en Torreón, que si no andas por esos rumbos pues no te enteras. A través de ellos es posible conseguir libros de la Universidad Veracruzana, algunos clásicos que difícilmente encontrarás en otras partes.

O sea que, el discurso es doble. Mucho anuncio en la televisión y pocas nueces. Si en realidad hubiera una intención por fomentar la lectura, se tomaría en cuenta que lo primero a resolver sería que el libro estuviera al alcance de la mano de la gente, a su paso. (Educal tuvo alguna vez mesas afuera del palacio federal). Los supermercados serían buenos centros de distribución para libro bueno bonito y barato (fue ahí donde yo conseguí títulos en colecciones de autores latinoamericanos. Y mis primeros libros "bonitos" por las pastas, los compré en México en un super).

Por lo menos, debería de tenerla el interés de volver a reeditar lecturas mexicanas para las nuevas generaciones, o hacer la serie cuatro y cinco. Te da cierta seguridad comprar libros que pertenecen a una colección, los autores deben de ser buenos. (En México eso es tradición, se recuerda que era uno de los éxitos de Vasconcelos que andaba con Pellicer en las barriadas promoviendo los libritos verdes).

La otra cosa importante es el precio del libro. Se vuelve artículo de lujo cuando pasa de los cien pesos. Estoy de acuerdo con usted que los celulares y su mantenimiento cuesta más y que muchas veces sólo se trata de un fetiche. Pero estos aparatitos tienen detrás de ellos toda una sociedad que los ha hecho indispensables; el libro, en cambio, detrás de ellos tiene toda una juventud que los considera inútiles.

Sé perfectamente que hay colecciones baratas, con que no las suban de precio que fue lo que sucedió con el fondo de Cultura Económica que siendo una editorial dirigida a estudiantes en muchos de sus libros, los subieron de precio.

La otra cosa que falta es hablar más de los libros. Los medios de comunicación, hoy por hoy, son los verdaderos educadores de la nación. Si sé que es más frecuente escuchar notas sobre la literatura, me acabo de enterar del último libro de Eugenio Aguirre quien al fin conocí por medio de la tele; pero eso no sustituye la falta que hace canal 22 y el canal 11 del Politécnico. (¿Cuál interés por la cultura?) Hay muchas notas sobre los famosos del Music Hall y que pocas sobre los que intentan forjar el pensamiento nacional.

Para terminar, antes en Torreón se publicaba. Por la crisis, yo creo que eso pasó a la historia con todo lo que ello supone. Si se pedía promoción una vez publicado el libro, hoy volvemos al principio, pedimos el libro. De los treinta prometidos, de los treinta que venían, yo no he visto ni uno, ni uno, ni uno. Así, ¿para qué escribir? Se puede publicar digitalmente.

De lo que no hay duda es de que el billete para promocionar el libro existe. Con ello se paga a quien viene a leer al Teatro Nazas y a quien ha de organizar los círculos de lectura en las bibliotecas y no sé si en los museos. De ahí sale para pagar la campaña; tal vez con ello se logre superar el promedio de lectura del mexicano y subir las calificaciones del sistema educativo nacional.

Vasconcelos hizo porque Obregón se lo permitió. ¿Usted cree que los futuros presidenciables dejen a un Vasconcelos hacer lo que se tiene que hacer en este país?

Le voy a recomendar que lea Utopía de Tomás Moro. (Aún no hacen la película).

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