Algo de lo que se habla poco, nunca he conocido programas de televisión y no se ha explotado en el cine, es el tema de la conquista. A pesar de que la crónica de la es muy basta y libros que se hayan escrito sobre ese tema sobran, es un proceso histórico que nos ha costado mucho digerir y entonces, a nivel sociedad, mejor ni hablar de ello porque eso significaría la controversia entre los bandos que defienden supuestamente a la parte indígena o el bando que defiende a la parte española. El que se sitúa en la parte media será criticado por todo mundo tal vez por no tomar una posición radical en cuanto los puntos de vista.
No hay ninguna estatua de Cortés en toda la república mexicana y si la hay, quizás pase desapercibido. A nadie le interesa. Pero ¿Cuántos han estado dispuestos en realizar la gesta que este soldado realizó y sobre todo, cuántos han puesto en práctica sus dotes políticas para adivinar la situación que se vivía en una región completamente extraña para él y utilizarla a su favor?
Bondad o maldad de sus actos es no entender lo que ha sido la historia porque en este rubro no se mide con el mismo rasero a las personas; a Moctezuma segundo, por ejemplo, que pertenecía a un estado que era mucho más sanguinario de lo que fue el español y hacía también la guerra para mantener un poderío económico y político y bastaba que los comerciantes se quejaran del maltrato de los pueblos para que él mandara a sus ejércitos con el fin de hacerlos entrar en razón, su razón, se le eleva a la gloria por haber perdido el encuentro. Pero tampoco a éste se le puede juzgar a la ligera, ni a ninguno de sus ancestros, porque la construcción del imperio azteca fue otra gran proeza, después de haber sido repudiado por sus vecinos y obligados a construir su ciudad dentro del lago, lograron vencer a Azcapotzalco y con la triple alianza convertirse en los amos de Mesoamérica.
Algunos, como Velázquez, o Nuño de Guzmán, quisieron aprovecharse de los trabajos de los demás para hacer su América. Los que vinieron después, se valieron de lo ya hecho para sacar tajada a su favor hablando pestes de los actos de los conquistadores. Otros más, dejándose llevar por supuestas bondades, veían con malos ojos todo tipo de intromisión del conquistador, sin que su crítica fuera constructiva.
Todos los puntos de vistas están escritos y se prestan a la controversia. ¿Por qué tener que esperar a que venga el sajón a mostrarnos parte de nuestra historia que desde su contexto cultural se le pasa del entendimiento? ¿Cómo conquistaron ellos? Eliminando, inventando las reservaciones. El español, por el contrario, acabó confundiendo su sangre con la nueva sangre sin dejar de reconocer el producto y el primero en hacerlo fue Cortés. Asustarnos hoy por el liberalismo sexual no tiene sentido, ni fue el primero ni será el último. Eso no puede opacar lo que se propuso a hacer, lo que se empecinó en hacer y que al fin de cuentas logró: conquistar el gran imperio; la primera vez en una forma medio pacífica, más política. La segunda, con la guerra total. Después de esto reconstruir una ciudad, perderse en las Hibueras, luchar por su reconocimiento, ir a España a conseguirlo, y aún después de haber sido hecho a un lado, embarcarse a una nueva aventura por el pacífico y descubrir el mar de Cortés a la altura de la baja california.
Pocos tienen el tesón y el tacto político para lograr lo que logró y hacer que la historia camine hacia adelante. Los que afirmen que este proceso histórico hubiera podido ser de otro modo que lo comprueben. Los que digan que lo que hacían los Aztecas, los Mayas o los Incas, era de otra forma, que nos indiquen en donde podemos indagar esa información. Sabemos que los "comentarios reales" del Inca están más fundados en una visión utópica del autor que en la realidad.
Lo bueno es que cuando uno se encuentra un autor tendencioso sobre un personaje, nos sirve para indagar e ir a la búsqueda de mayor información. A lo mejor eso le tengamos que agradecer a los pésimos autores.
Nota: de la semana pasada, se me paso incluir a Iván el Terrible, el Zar ruso del siglo XVI. Sobre su vida hay una película de Sergei Eisenstein de los primeros tiempos del cine y también existe su biografía escrita.
