Hace mucho tiempo, sobre la avenida Morelos, existían una serie de estatuas que alguien mandó quitar por atentar contra la falta de criterio de algunas personas y nos quedamos sin estatuas. Así también quitaron la cabezota de Morelos porque pasó el sexenio que las promocionó y la mandaron para el cerro, a ver si a alguien al verlas por aquellos lares le daba la gana de leer los sentimientos de la Nación. Un día se les ocurrió derrumbar la casa Morisca que para hacer un edificio horrible arquitectónicamente. Y últimamente se han ido apoderando de los bustos de la Alameda y los monumentos que hermoseaban a la ciudad o conmemoraban a personas que habían sido importantes en nuestra historia o en la historia universal.
Esto es la muestra que vivimos en la cultura del kilo. Como ya no nos interesa lo que significa la humanidad, las cosas dejan de representar hitos importantes en nuestra vida y se reducen a lo material, a lo que pesan, a lo que pagan por ellos en los que compran esos materiales para reciclarlos. Adiós sor Juana y adiós señor Román. Sus efigies se han ido a confundir con los metros y metros de cable que se roban de las instalaciones eléctricas y con las tapas que en Torreón Jardín cubrían las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad. (No falta mucho en que los peatones no se fijen y comiencen a romperse sus piernitas, sobre todo los niños, tan corretones, tan despistados).
Digo y eso que estamos mejorando en la seguridad pública. Que a Sor Juana se le hayan robado a cien metros de distancia de la caseta de policía ya es sospecharse muchas cosas como que eso, después de todo, no es un gran negocio por todo lo que hay que repartir para que no se vea, para que no se escuche, para que no se alcance, para que no se juzgue, para que no se castigue a quienes destruyen a nuestra ciudad.
Lo importante es sacar para la papa, o para lo que a usted se le antoje. La solución ha sido hacer la reproducción graciosísima de la policía montada, (por eso de los comerciales de una cerveza famosa) nada más que en lugar de caballos, va en cuatri moto. A falta de estatuas, los policías éstos, que uno se pregunta, en una ciudad como la nuestra, con el calor que hace y enfundados en esos uniformes, que los hará sudar a chorros, van a poder alcanzar a los malosos. Lo bueno es que nos salen a cien pesos por colono. Si sobra algo, podríamos comprar algo de escarcha para poner el jardín o pulverizar hielo y aventarlo al aire, por eso de irnos pareciendo a Canadá.
Esperemos que eso sea el remedio para que las tapas ya no desaparezcan ni las estatuas tampoco, ni los cables de electricidad, ni los tubos de cobre, porque todos esos productos para el kilo hay que estarlos reponiendo y es mejor quedarse sin estatuas, poner ductos de hule y quedarse sin luz.
Personas en el pasado se preocuparon por embellecer a la ciudad. Personas en el presente se ufanan en convertirla en una porqueriza porque dicen no encontrar trabajo, mas bien dicho, se vive mejor delinquiendo, perdiendo toda dignidad. Y después de batallar para poner más o menos en forma lo que les va a dejar buena lana y recibirla, ¿solucionaron sus broncas existenciales? Lo dudo.
Bueno y aparte del remedo de la policía montada ¿que más se podrá hacer?, ya que todos nuestros políticos que se encuentran en campaña saben que hacer, pues que nos lo digan porque se siente muy feo entrar a la colonia y pensar que ahí estaba Sor Juana y allá el señor Román y que los hoyos a la mitad de la calle resguardan cables; ¡huy!, ya lo dije, que a lo mejor no tardan en desaparecer.
¿Se trata de cultura? ¿La de quien? Nadie se indigna, simplemente las cosas suceden y uno lo ve como si tuvieran que suceder.
Yo anduve queriendo vender unas botellas de vidrio y no me las compraron; lo que me hace pensar que las estatuas se pueden hacer de vidrio, cuestión que se las ingenien los escultores. El peligro son las pedradas que las rompan. Habrá que buscar otro material no tan codiciable para los que buscan la vida fácil y aquellos a los que les gusta dejarse corromper. A lo mejor de yeso.
Se aceptan sugerencias, y se vale que te indignes.
Jolhe@hotmail.com