Votar es la única oportunidad que tenemos para que las cosas sigan como están o cambien, para bien o para mal que en todo hay un riesgo. Hay gente que le tiene miedo al cambio, y le fomentan ese miedo al decirle que se va contra el sistema. Esas son personas que no creen en los héroes. Recordemos que los aztecas llegaron a ser los amos de Mesoamérica por oponerse a los de Azcapotzalco, amos y señores de ese territorio. Hidalgo es héroe, porque se opuso a la corona española, lo mismo que Morelos, lo mismo que Guadalupe Victoria y lo mismo que Guerrero, Bravo y todos los hombres de la independencia. También Juárez se opuso al sistema y los hombres de la reforma, y lo hizo Flores Magón, y lo hizo Madero, y Villa y Zapata y lo hizo Cárdenas. Entonces ¿para qué tanta calle con nombre de héroe si les tememos? Habrá alguien que recuerde a Fernando VII, o a Santana, o a Porfirio Díaz (bueno, éste último tuvo sus dos etapas). Con sólo decir que hasta Cristo se opuso al sistema de los judíos (¿no les dijo sepulcros blanqueados?) que tanto pretenden asustarte con que allá viene el lobo.
Nomás para que lo sepas, don Porfirio luchó por tener una buena macroeconomía que es una de las tantas cosas que dijo uno de los candidatos y que subraya su admiración en el sistema actual que vivimos. Junto a esa gran macroeconomía (los pesotes de plata) hay una microeconomía que está en la calle; o seas muchos que apenas y subsisten o que tienen que vivir con lo ínfimo; ya no en Pinotepa Nacional casi en la esclavitud, o como lo hacían en Yucatán, donde el amo tenía hasta el derecho de pernera, pero si en la miseria, o vendiendo su fuerza de trabajo por un salario mínimo que no alcanza para mantener a la familia, porque el liberalismo lo hace competir con otros países como China donde venden más barato su fuerza de producción y eso que se dicen socialistas.
Podemos presumir a Slim que su trabajo e inteligencia le ha costado llegar a ser el millonario más grande del mundo, podemos presumir a segundones millonarios que están obsesionados de esta gran carrera de hacer billetes al por mayor; (eso es nuestra gran macroeconomía) pero deberíamos de avergonzarnos de tanto pobre que tiene que contentarse con las promesas; sobre todo aquel que vive en el campo y que vive hoy por hoy las vacas flacas cuando nunca ha podido vivir las vacas gordas. ¿De dónde salen los tomates y las cebollas y las sandías y los melones y los ajos, y el maíz?; ¡lo importamos! Y eso que somos la raza del maíz. Que nos perdone Quetzalcóatl.
Piénsale mijito piénsale, así me decía mi mamá cuando me aturdía. Ahora es cuando debemos de pensarle, ya que nuestros candidatos no la han pensado mucho para proponernos un país para el futuro.
Viendo hacia el pasado me gustaría tener un gobernante como el virrey conde de Revilla gigedo dos, que dicen que fue el mejor de los Virreyes. Valle Arizpe cuenta muchas anécdotas sobre él o en wikipedia la pueden investigar. Evitar eso si Gobernantes como el conde de Branciforte a quien le gustaba mucho la lana, o al conde de la Marquina quien era considerado un tontolón. (También pueden investigar sus vidas en el wikipedia o en Valle Arizpe).
La democracia hay que vivirla y hay que defenderla. De que sirve, cuando seguimos siendo esclavos del amo y bajamos la cabeza porque nos ofrece un taco de frijoles cuando nos ha quitado la oportunidad de comer carne por lo menos una vez por semana. La democracia no sirve para nada cuando agradecemos el tener que pagar al triple o al cuádruple los servicios del estado por una deuda producida por una desatinada administración. La democracia no sirve para nada cuando nos conformamos con la inseguridad en que vivimos y aplaudimos la impotencia para combatir al crimen. Nos ha de gustar ver personas colgadas en los puentes o tiradas en bolsas de plástico a mitad de calle. La democracia no sirve para nada en un pueblo de cobardes.
Anécdota. El general Gonzáles, compadre de don Porfirio, que fue presidente de 1880 a 1884, cuando la gente del pueblo tiraba sus monedas de cobre a los tajos por repudiarle, mando quitar los barandales de palacio nacional que eran hechos de plata para producir las primeras monedas de ese material que llenaron de orgullo al Porfirismo. Esta anécdota no le he podido comprobar, pero me gusta. Lo que tampoco sé es que si ese presidente se quedó con las monedas o las hizo llegar al pueblo.
Piénsale mijito, piénsale.
¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano…?
Ni siquiera tenemos permiso de soñar.