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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

Plan con maña

Por: José Luis Herrera Arce

Dicen algunos autores como Carlos Fuentes y Joaquín Blanco, que al sistema le conviene que a la gente no le guste la lectura. Un pueblo que no lee es un pueblo que no tiene referencias. Por ejemplo, en la misa del domingo primero, día de las votaciones, alguna lectura se refería a que nadie debería de ganar de más, que le sobrara, y que tampoco debería de ganar de menos, que le faltara para sobrevivir. Ha de haber sido San Pablo (acaba de salir una biografía de este santo escrita por Palou) que también dijo que el que no trabaje que no coma. Pero lecturas como éstas pueden ser peligrosas si se tratan de aplicar al conglomerado social, lo diga Pablo, o lo diga Marx; o ¿quién fue quien dijo: Todos según sus posibilidades, y todos según sus necesidades? O algo así. Quien haya sido, creo que la lectura que le des al texto es lo completamente inverso al liberalismo que expresa: dejar hacer, dejar pasar; o sea que nadie se meta en la repartición de los bienes, que es como la repartición de los panes porque lo que hay que defender es la libertad; pero hay que leer el ensayo sobre la libertad de Mill para saber cuál es el sentido que a la palabra le da este autor.

Muchas lecturas, que entorpecen la interpretación del liberalismo sobre la sociedad; en donde vamos a seguir abonados a pesar de que los servicios prestados por el estado subieron por la necesidad de pagar una deuda; de la cual no nos pidieron nuestra opinión para obtenerla. Como si diéramos las gracias y el permiso para seguirnos endeudando más.

No vemos la realidad. ¡Eso es! Lo que vemos es la realidad que otros nos presentan, en este caso, los medios de comunicación; y a través de los datos que ellos nos dan, es como se interpreta la vida nacional. Ya vemos que sucedió con las estadísticas de las intenciones del voto. Y ahora, hasta ellos, se rasgan las vestiduras. ¿Para qué? Lo propuesto se obtuvo. Gano su gallo. Si estaban mal hechas o eran tendenciosas, se logró el fin propuesto.

Resultado: la falta de credibilidad. Si fuéramos sinceros, deberíamos decir que las estadísticas fallan por muchas cosas: el tamaño de la muestra, la selección de la muestra, el tipo de cuestionario, el tipo de encuestador, las situaciones sociales. Tendríamos que reconocer que la medida estadística, si es social, sólo es un momento de opinión; habría que considerar variables que pueden hacer cambiar la opinión. Todo mundo sabe, (bueno todo mundo que ha cursado universidad, donde se ve estadísticas) que éstas tienen un rango de error. Y cuando el rango de error es tan grande es que estuvieron mal hechas; o lo que es lo mismo, las casas encuestadoras son chafas; y esto téngalo en cuenta las empresas para cuando quieran hacer sus estudios de mercado.

La falta de credibilidad no nos va a ser considerar los puntos anteriores, tendemos a pensar, las encuestas fueron amañadas por aquello de: ¿a dónde va Vicente? a donde va la gente.

La falta de credibilidad nos va a producir la duda; que como Descartes podemos utilizar a nuestro favor. Hacer método de la duda. Ya no vale aquello de que “lo dijeron en la televisión o lo leí enWikipedia”. Hay que indagar sobre si lo que dicen de la realidad es cierto.

Nos están haciendo falta otras fuentes de información que no sean las institucionalizadas que sólo dejan ver lo que a ellos les conviene, y además nos dicen cómo debemos de interpretar los hechos. La tele es el medio más controlado de todos; menos el cine, la palabra escrita casi no es peligrosa por lo poquísimo que se lee. Entonces, en donde podemos encontrar más versiones sobre esta realidad es precisamente en los libros, en dónde existe mayor libertad. No sé qué tanta, por lo menos, hay más de donde escoger. Nota: los libros no sólo son de literatura: hay de todo, de ciencia, de historia, de filosofía, de ideología.

Todo ello habla de la realidad. Ya no sea tan confiado. De nada vale quejarse si no ponemos la solución. Es muy fácil dejarse llevar por los gritos y sombrerazos. Mejor indague. Lea historia. Lea, lea, lea, lea, busque ideas; pero usted mismo hágalo. Que no le cuenten, que no le den filosofía en rengloncitos. El problema humano y el problema social no son de fácil solución. Téngalo en cuenta.

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