A Hernán Cortés nadie quiere nombrarlo. Ya lo hemos dicho, en todo el territorio nacional no hay ninguna sola estatua que lo recuerde. Tampoco hay muchos que defiendan su nombre sin correr el peligro de que lo tilden de reaccionario. Pocos saben su biografía y parece recordarse únicamente lo que puede significar aspectos negativos de su gesta. Sin embargo; por este personaje estamos en este continente. Es uno de tantos en abrir la brecha haciendo el camino para que otros vinieran detrás de él. Para bien o para mal, es el principio de la nueva sangre que corre por nuestras venas que de ninguna manera es únicamente indígena ni tampoco española, o ninguna de las otras nacionalidades que han venido después a buscar para su descendencia en una tierra que se pensaba llena de promisión.
Fue un conquistador; de acuerdo, a base de conquistadores se ha ensanchado el mundo. Detrás de los exploradores como Cristóbal Colón, vienen los conquistadores y esa ha sido la historia del mundo. La humanidad no ha sabido permanecer en el lugar de origen. Los movimientos se han dado. Por la buena o por la mala se han dado, y es la forma en como la cultura ha crecido. Alejandro fue un conquistador, Gengis Khan fue un conquistador, Napoleón fue un conquistador, Julio César fue un conquistador. Buenos o malos, son hombres que han influido en el mundo y en el desarrollo de los pueblos que han logrado que la historia fuera diferente antes y después de ellos.
Cortés fue un hombre de su tiempo y sólo actúo en consecuencia. Su mentalidad no le permitió comprender del todo la nueva cultura a la que se enfrentó y la interpretó como demoniaca, según la manera de pensar en esa época. Destruyó lo incomprensible; pero también construyó; y una de las cosas más importantes fue la nueva nacionalidad.
Criticamos al Cortés conquistador y alabamos al azteca que también era conquistador, con la misma tenacidad y la misma fiereza o tal vez mayor que la presentada por el español. Decimos, porque muchos dicen , que Los españoles vinieron a llevarse todo el oro y la plata y los metales preciosos y olvidamos que los comerciantes aztecas cuando no eran bien recibidos en los pueblos sojuzgados por su imperio, acudían a los militares para que fueran a castigar a quien no los había recibido con los brazos abiertos. Criticamos las muertes causadas por los españoles y olvidamos las veinte mil almas que fueron sacrificadas por Moctezuma segundo cuando se erigió el nuevo altar a Huizchilopoztli, y esto lo recordamos nada más como un botón de muestra.
Si desconocemos a Cortés, entonces, a lo mejor estamos arrepentidos de habitar estas tierras que no son nuestras; en todo caso serían de los indígenas, de los que cien por ciento mantienen su sangre pura. Si nosotros somos la consecuencia, o sea los hijos, de quien no queremos reconocer, nos despreciamos inútilmente. Por eso, en ningún lugar encontramos el orgullo, porque así como despreciamos el significado de lo español, despreciamos también lo indígena.
Ambos pueblos fueron conquistadores, y grandes conquistadores, Ambos pueblos se levantaron del muladar para situarse en las alturas. La península ibérica fue invadida por los musulmanes durante once siglos y los aztecas fueron obligados a vivir en el lago. Ambos pueblos recuperaron su territorio y lo hicieron crecer. ¿Por qué habremos de avergonzarnos de esto?
¿Qué nos dio Cortés? ¡Ah! ¡Pues la unidad! ¿Quieres más? Si somos un mismo pueblo desde Yucatán o Chiapas hasta la Baja California, es porque Cortés unificó todo este territorio con su gesta. (Recordar que este personaje se perdió en las Hibueras y descubrió el mar de Cortés junto a la Baja California). Esta unidad no existía con el imperio Azteca; por el contrario, antes de su llegada, todos eran sus enemigos por eso al personaje se le hizo fácil la conquista. Tuvo intuición política y esa es una sagacidad que habría que admirarle. Los aztecas, en cambio, no pudieron conquistar a los tarascos, y jamás unificaron a su imperio.
Pero es por demás insistir. Mucho se ha escrito y dicho sobre este personaje y se le sigue considerando políticamente incorrecto. Eso es lo que pasa cuando la demagogia ciega la comprensión de los procesos históricos. Cuando nos hacen creer que nuestro destino manifiesto es la decadencia.
Si hubiera más hombres como cortés, hoy, en lugar de estar llorando nuestra situación, estaríamos buscando soluciones a nuestros problemas o planeando nuestras conquistas de mercados a nivel mundial. Pero nos han hecho pequeños a pesar de ser hijos de dos imperios fabulosos, el azteca y el español.