El teatro apagó sus luces para encender una noche única. Sobre el escenario, 31 músicos y un director de orquesta se encargaron de tocar las fibras sensibles de los laguneros aficionados a la banda maestra del "thrash", Metallica.
Dentro de las actividades del Rockoahuila 2012, ayer se presentó la Sinfónica de las Américas y la banda de rock Los Walkmans en el Teatro Nazas, para interpretar un tributo al grupo de San Francisco.
Bajo la leyenda de "Metallica... and Symphony for All", juntos dieron un repaso por algunas de las canciones más representativas del gigante del metal, muy al estilo de lo que hizo la propia banda en 1999, cuando tocó con la Sinfónica de San Francisco.
Dos minutos después de las 6:00 de la tarde, los acordes de Fade to Black comenzaron a llenar el recinto. Al concluir, Reyes Venegas caminó al centro del escenario con batuta en mano e inició la dirección de una sinfonía inolvidable al son de Masters of Puppets.
Siguió The Thing that Should not Be, The Memory Remains (donde el vocalista del grupo pidió la interacción del publicó en los coros), No Leaf Clover y Hero of the Day.
Los asistentes tuvieron un espacio de descanso en la escala de decibeles con un par de temas interpretados sólo por un cuarteto de cellos, The Unforgiven y Enter Sandman.
La sinfónica se reincorporó en Nothing Else Matters, con la que el público cantó incluso sin la compañía de la voz principal, quien compartió el micrófono para hacer más emotivo el momento.
Vendrían Until It Sleeps, For Whom the Bell Tolls, Wherever I May Roam, Sad But True y de nuevo Enter Sandman, ahora con todos los involucrados del escenario, presagiando el final.
Los músicos se despidieron sólo para que el director de la obra alzara el dedo índice mientras el público pedía "otra". Lo que Venegas anunciaba era el último tema: One. Todos de pie, llegó el aplauso final en una ovación sincera y agradecida que duró más de cinco minutos.
La Sinfónica y el grupo originario de Chihuahua habrían de repetir el espectáculo en una segunda función.
A dueto. En el escenario había siete músicos de viento, 13 violines, un contrabajo, cuatro cellos, un teclado, un director y una banda de rock.