Gratitud. El presidente cubano Raúl Castro muestra su gratitud al Papa tras la misa celebrada ayer en la Plaza Antonio Maceo en Santiago de Cuba.
El Papa Benedicto XVI siguió ayer los pasos del histórico viaje de su antecesor a Cuba con la esperanza de renovar la fe en el país menos católico de Latinoamérica, mientras muchos esperan que fortalezca a la Iglesia como interlocutora con el gobierno e impulse las reformas económicas que ya están en marcha.
El presidente cubano Raúl Castro acudió al aeropuerto en la ciudad de Santiago, al este de la isla, a dar la bienvenida al pontífice con 21 cañonazos y honores militares después de que el jerarca católico dijera, al inicio de su periplo por la América que habla español, que el marxismo ya no "responde a la realidad".
Benedicto XVI congregó a miles de creyentes en una misa al aire libre en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, la más grande de la ciudad, y luego se desplazará al poblado de El Cobre.
En la ceremonia enfatizó su misión pastoral y el papel de la Virgen de la Caridad así como de la iglesia Católica en la isla.
"Ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada", dijo el pontífice en su homilía.
El arzobispo de Santiago, Dionisio Garcia, anfitrión de la ceremonia y quien le dio la bienvenida al Papa también en esa ciudad fue elocuente en sus palabras.
"Somos un pueblo mestizo, de culturas y orígenes diversos que se mezcló racial, social, y culturalmente en esta isla hermosa...adonde quiera que estemos, llevamos con orgullo el nombre de "cubano", recelamos de toda injerencia foránea en nuestros asuntos y nos sentimos comprometidos en lograr, con esperanza y decisión, una república próspera, incluyente y participativa", dijo.
García lamentó que a pesar de ser un pueblo plural y debido a "egoísmos, la incapacidad de dialogo y de respeto al otro" muchos cubanos se vieron afectados por la violencia "que hace sufrir a todos, hiere la dignidad, no beneficia a nadie y dificulta el verdaderodesarrollo material y espiritual de nuestro pueblo. Es necesario superar todas las barreras que separan a los cubanos entre sí. Este es un deseo querido por todos".
Benedicto XVI le dio la comunión a varios feligreses mientras monaguillos sostenían un paraguas blanco sobre su cabeza pues una llovizna que roció la plaza.
"Es un momento emocionante para mí", dijo con los ojos húmedos Irena Abreu, de 26 años. "Estaré mas cerca de Dios". "El pueblo cubano lo necesita", dijo Jorgelina Guevara, un ama de casa de 59 años mientras el sol se ocultaba y el intenso calor empezaba a ceder. "El es el vicario de Cristo, su mensajero".
Poco antes de que se iniciara la misa, un hombre luciendo una camiseta oscura y una gorra en la cabeza gritó "abajo la revolución, abajo la dictadura".
Agentes de seguridad rápidamente llevaron al hombre afuera de la plaza. La persona no fue identificada y no es un disidente conocido.
Al final de la misa, el presidente Raúl Castro subió los escalones hacia el frente del altar y a un lado saludó y estrechó brevemente las manos del pontífice.Abajo, miles de feligreses gritaban "viva el Papa".
El pontífice pasará la noche junto a la capilla de la santa patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre y las primeras horas del martes orará a la Virgen, aparentemente en un evento cerrado, y luego se dirigirá al aeropuerto para viajar a La Habana, ciudad dónde culminará su gira el miércoles.
Lo siguen las comparaciones
Los tres días que Benedicto XVI estará en Cuba inevitablemente desatarán las comparaciones con la histórica visita de Juan Pablo II en 1998, cuando Fidel Castro cambió su uniforme militar por el traje y corbata para saludar al líder del mundo católico en el aeropuerto de La Habana, y Juan Pablo II, que ayudó a tumbar el régimen comunista de la Unión Soviética y Europa del Este, le pidió a Castro que liberara a los presos de conciencia, prohibiera el aborto y le diera el lugar que la Iglesia Católica merece.
Estas comparaciones también fueron evidentes en México, país que Juan Pablo II visitó cinco veces durante sus 27 años de pontificado. Ayer en Cuba, Benedicto XVI dijo que llevaba en su corazón "las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados".
Hasta ahora no se ha confirmado si el ex presidente Fidel Castro asistirá a algunos de los actos que celebre el pontífice o si va a acudir a alguna reunión con funcionarios del gobierno. El Vaticano tampoco ha confirmado que el Papa reciba al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien llegó al borde de la medianoche del sábado para iniciar una ronda de radioterapia tras su operación en febrero de un tumor canceroso.
A detalle
⇒ El arribo papal a la isla se hizo a bordo de un vuelo especial de la aerolínea Alitalia que llevaba una bandera del Vaticano y otra de Cuba en la punta del avión.
⇒ El Papa descendió las escaleras y fue recibido en la pista de aterrizaje por el presidente Castro, vestido con traje y corbata, a quien le estrechó ambas manos.