Colorido. Con disfraces de todo tipo de personajes, la comunidad gay de México hizo de su presencia una fiesta para reivindicar sus preferencias y exigir respeto para su comunidad, que ha logrado salir del “closet” para caminar por las calles libremente.
Llegó el día especial. Desde hace una quincena Ricardo Hinojosa diseñó y confeccionó su vestuario. Se despertó a las 5 de la madrugada para peinarse y maquillarse. Entre semana se viste con camisas y pantalones. Sólo en la Marcha del Orgullo Gay se siente “libre”.
Camina con la frente en alto y una sonrisa indeleble en el rostro. Su mirada brilla como la diamantina que engalana sus párpados. Y a cada paso que da, los asistentes a la manifestación le piden tomarse una foto.
Vive en Chalco, Estado de México y para llegar a la Glorieta de Insurgentes, en donde se colocó primero las medias y luego su vestido, al final las alas, tomó un taxi hasta el Aeropuerto y después abordó el Metro.
Desde hace siete años asiste a la marcha, luego que se declarara homosexual y se lo comunicara a sus padres, hermanos y esposa.
Cuenta que fue difícil para él aceptarlo, pues estaba casado y tenía un hijo.
Además, no sabía cómo romper las cadenas y tabúes de la sociedad.
“Es el primer paso aceptarte a ti mismo, para después salir del closet y decirle a todos quién eres realmente”.
Después del medio día, integrantes de la comunidad lésbico gay marcharon desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo.
La consigna era exigir más libertades y menos discriminación.
Para otros, el propósito era la fiesta y tomarse la foto para después subirla a las redes sociales.
Ricardo tiene seis hermanos, una de ellos, es lesbiana y también asistió a la marcha con su pareja y amigas.
“Aquí, el venir como vengas, yo que vengo así, simplemente todo mundo te voltea a ver y quiere estar contigo y acercarse. Para mí es una forma de expresar y sentirme cómo soy”.
Los tacones de cinco centímetros le permitían caminar con estilo y sin cansarse. Aunque llegó sin compañía, no estaba solo.
Había otros que pedían paz, libertades y derechos, y también iban disfrazados.
Personajes como héroes de comics, faraones, ángeles, imitaciones de Lady Gaga y reyes aztecas pintaron de los colores del arcoiris el Paseo de la Reforma.