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El Vaticano ordenó ayer el encarcelamiento del exmayordomo papal, Paolo Gabriele, para iniciar su pena de 18 meses de prisión a la cual fue condenado por robar cientos de documentos confidenciales a Benedicto XVI.
"Dado que no hay apelación contra la sentencia de Paolo Gabriele del pasado 6 de octubre, la misma pasa a ser definitiva", señaló el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
Apuntó que "por mandato del Presidente del Tribunal, el Promotor de Justicia dispuso ayer por la mañana la reclusión como ejecución de la sentencia".
Durante este jueves el exayudante de cámara de Joseph Ratzinger fue detenido y escoltado hasta el cuartel general de la Gendarmería Vaticana, donde fue internado en la misma celda en la cual pasó 59 días entre mayo y julio pasados.
Aunque muchos observadores daban por descontado que el Papa le concedería el indulto, evitándole así pisar la cárcel, la ansiada gracia nunca llegó.
Este día la Secretaría de Estado, la oficina de política interna y externa de la Sede Apostólica, advirtió que el eventual perdón del líder católico es todavía una posibilidad.
Sin embargo, la misma, "presupone, razonablemente, el arrepentimiento del reo y la petición sincera de perdón al Sumo Pontífice y a cuantos han sido ofendidos injustamente".
"Si se compara con el daño causado, la pena aplicada resulta, al mismo tiempo, ligera y justa, debido a la peculiaridad del ordenamiento jurídico del que emana", destacó en un comunicado.
El escrito estableció que, con la sentencia definitiva a Gabriele, concluye un "episodio triste, que ha tenido consecuencias muy dolorosas". Consideró que entre los resultados se cuentan: una ofensa personal al Papa, la violación del derecho a la reserva de muchas personas que se habían dirigido al Papa por motivos de las funciones que desempeñan, además de haberse perjudicado a la Santa Sede y a sus instituciones.
