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FACULTAD DE MEDICINA

RUBÈN DARÌO GALVÀN ZERMEÑO

INSULINA: MITOS Y REALIDAD

En México, la Diabetes Mellitus (DM) es un problema creciente. Su expansión será mayor en las décadas por venir. La más frecuente es la diabetes tipo 2 (DM2) en la que no hay deficiencia de insulina, sólo resistencia a sus efectos. La otra modalidad, menos común, es la diabetes tipo 1 (DM1) la cual depende de insulina desde su inicio. Al presentarse la DM2, las células del páncreas encargadas de producir la insulina disminuyen su población en un 50 %, al avanzar la enfermedad, disminuyen aún más, lo que hará necesario utilizar, también, insulina para el tratamiento de la DM2. El manejo del paciente con DM, implica educación nutricional, actividad física y desterrar temores infundados, difundido por los comentarios entre pacientes más que por información científica.

La insulina se descubrió en 1921 por Nicolae Paulescu y sus primeros aplicadores en humanos fueron Banting y Best de Canadá (Premios Nobel), ellos, ampliaron dramáticamente la expectativa de vida de los diabéticos, particularmente de los tipo 1, por la dependencia de la misma para su subsistencia. Desde entonces se han hecho modificaciones. Hay una gran gama de insulinas aplicables para ambos tipos de diabéticos. La biotecnología y la ingeniería genética han facilitado la producción, conservación y adquisición de la insulina.

Existen insulinas clasificadas de acuerdo a su velocidad de acción, en rápida, comúnmente usada en pacientes hospitalizados; tardía, como complemento al uso de otras variedades de insulina; intermedia o NPH, que por sus características, frecuentemente debe ser empleada en dos aplicaciones diarias. Éstas son las insulinas más recetadas en las instituciones públicas, aunque hay otros tipos análogos de insulina fabricados por ingeniería genética, que por ser mas recientes, son de mayor costo, aunque se les ha mejorado la rapidez de acción en el caso de los tipos Lispro y Aspart, y en otros casos, la duración del efecto y su liberación lenta programada como la basal de acción prolongada (Glargina o Levemir) estas últimas por sus características, facilitan su uso como complemento de tratamiento a diabéticos que así lo requieren y son mas aceptadas por ser de una sola aplicación. El riesgo de efectos indeseables como la hipoglucemia es menor, al igual que las pre-mezclas que evitan los picos de elevación de glucosa posterior al consumo de alimentos.

Cuando el médico proponga tratamiento con insulina, platique con él y exprese sus dudas antes de rechazar esta forma de manejo. Piense en los beneficios de la administración oportuna de esta opción al evitar un estado de glucotoxicidad, por niveles altos de glucosa, condición que acelera las complicaciones del diabético: ceguera, amputaciones, infartos cerebrales y cardiacos y neuropatía.

*Médico Internista. Jefe de Posgrado y Profesor de Propedéutica e integración a Hospital de la Facultad de Medicina de Torreón, Universidad Autónoma de Coahuila.

www.facultaddemedicinatorreon.blogspot.com

La próxima colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, traumatólogo.

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