Faena al rechazo
La lucha férrea no es ante la bravura del toro de lidia ni ante el peligro que implica arriesgar la vida. La guerra sin cuartel es contra el machismo, contra la mentalidad retrógrada de aquellos que la miran por debajo del hombro, de los que la creen inferior, sólo por ser mujer.
La lucha de Maripaz Vega es contra los prejuicios, contra los “compañeros” que ponen trabas, que evitan alternar con ella. La pugna de la torera española es por mantener su sitio en la fiesta brava, por seguir destacando en un mundo que ya no tiene etiqueta de exclusividad para los hombres.
“Prácticamente, te acostumbras y lo tomas todo con tanta normalidad, que te acostumbras al rechazo sobre todo”, subraya Maripaz, a propósito de la aduana más difícil de librar para una mujer que viste el traje de luces.
“Antes de que te vean y que sepan lo que eres capaz de hacer, que te digan ‘no’, ¿me has visto?”, cuestiona la malagueña. “Primero que te vean, si estás capacitada, si eres capaz de un triunfo, pero que de antemano te digan un ‘no’, a eso todavía no me acostumbro”, añade la torera.
Maripaz pasa de los desaires. La española, huérfana de madre desde los 15 años, creció y forjó el carácter en un entorno familiar masculino, su padre y tres hermanos que declinaron en el camino a convertirse en matadores de toros y entre los que la de Málaga aprendió a crecerse ante el castigo y a superar cada dificultad que se le ha presentado dentro y fuera del ruedo.
“Ha sido difícil en el sentido de que a veces no sólo te hace falta ser valiente o estar capacitada para torear, sino que te admitan en el medio taurino, que es tan clásico y tan machista, porque está dominado todo por el hombre, todavía cuesta mucho trabajo ver a una mujer”, reflexiona la matadora de toros.
“Es impensable ver que ahora hayamos tres o cuatro matadoras en activo, tres o cuatro novilleras punteras en España. Se va abriendo el campo, pero aún cuesta mucho trabajo, porque es como que una mujer le quita mérito a lo que hace un hombre; creo que piensan de esa manera, no le veo otra explicación”, continúa.
¿Los hombres se niegan a alternar con usted?, se le cuestiona.
“Ha habido [algunos]”, admite Vega. “Pero no son los que te lo dicen en la cara, siempre te echan a un empresario o al apoderado en medio. El apoderado te dice que lo que quiere buscar es un cartel rematado; el empresario, que ya tiene los carteles hechos y que no encajas, porque si son de figuras no entras; siempre te ponen excusas, realmente no te vienen por derecho y te dicen: ‘No quiero torear contigo’. Muy pocos toreros lo han hecho”, comparte.
Con 15 años de alternativa y una brillante hoja de servicios que incluye paseíllos en Las Ventas de Madrid, Barcelona, Málaga, Zaragoza y otras plazas de primera categoría en España, así como La México, en América, Maripaz Vega mantiene la lucha, le planta cara al rechazo, a los prejuicios, a los “cavernícolas”. Se hace lugar, destaca en los ruedos y muestra que no hay dominio masculino para vestir el traje de luces. En plena madurez taurina, tiene claro el objetivo que persigue.
“Busco algo profesional, pero más a nivel personal”, subraya. “Busco disfrutar cada día más, que realmente la gente vaya reconociendo que ya son 15 años de alternativa, que me ha costado mantenerme ahí con sus buenos y sus malos momentos, que me he sacrificado estando fuera de mi casa o de mi patria por demostrar que llevo esto en la sangre, porque normalmente se piensa que esto es un capricho de mujer”, subraya la ibérica.
Maripaz sigue la búsqueda en México, un país que le abrió la puerta hace más de una década y en el que la malagueña, quien ya tiene mucho de mexicana, se siente como en casa. “Gracias a Dios, he tenido muy buena aceptación, uno lo nota cuando la gente te quiere y es recíproco. Me siento muy feliz de estar en México, porque sobre todo, tengo que reconocer que me están dando aquello que en mi tierra me han negado”, finaliza la torera.
“Aquí no te puedes preocupar por abrirle camino a ninguna”
Una vez desmenuzado el tema de la guerra de géneros, Maripaz Vega echa el pie ‘pa’lante’ y pisa otro terreno. La competencia, la rivalidad entre mujeres en el ruedo. El pique. Un elemento básico dentro de la fiesta brava, que le da otro atractivo a los festejos y que no es menos intenso entre el escalafón femenino.
¿Cómo se ha dado para usted el aparecer en carteles en los que alterna sólo con mujeres?
De principio muy bien. En las oportunidades que yo he tenido de compartir tanto con Lupita López como con Hilda Tenorio, me parece que han sido dos tardes en La México y tres o cuatro más en provincia, le doy la misma seriedad que cuando toreo con compañeros. Son dos toreros más para mí, independientemente de que sean mujeres. Me llevo muy bien con ellas en la calle, pero en el ruedo, las veo como a otro rival.
Usted es contemporánea de Cristina Sánchez, otra española que tomó la alternativa y cuya carrera tuvo importante resonancia mediática, ¿cómo fue compartir el ruedo con ella?
Hubo una época, sobre todo de novillera que ella estaba como puntera, habíamos un par de novilleras que queríamos destacar. Ella, lo típico, iba de figura y nos quería tapar un poquito y quizá por eso siempre estás deseando enfrentarte con ella; hubo ocasión de compartir tres o cuatro mano a mano y sí se sentía la rivalidad.
¿Cristina Sánchez se preocupó por abrirle hueco a sus compañeras toreras, aprovechando el escaparate y la repercusión que alcanzó como matadora de toros?
No, pienso que no. Pero ni ella, ni yo, ni las que ha habido antes. Es que aquí tu no te puedes preocupar de abrirle camino a ninguna, el camino te lo tienes que abrir tú sola, porque que yo triunfe no quiere decir que lo hagan las demás, te van a medir por lo que seas capaz de hacer delante de la cara de un animal, nada más.
Aunque no por esta rivalidad se olvida el compañerismo, tuvo usted el buen detalle el domingo pasado en la Plaza México de estar pendiente de Lupita López, quien se vio sin sitio frente a su lote...
Una es consciente, con todos los años que lleva en esto, de las dificultades que te van presentando los toros, que Lupita a lo mejor no tiene tanto rodaje y está mucho más verde y en cualquier momento le podían echar mano. De por sí, tienes que estar pendiente de todo el desarrollo de la corrida, pero quizá con ella te centras más.
Las mujeres no somos envidiosas...
No, para nada, en este caso no. Cuando toreamos juntas, cada quien tiene dos toros y lo que yo no sea capaz de hacer con ellos, no me hace pensar en que le vaya mal a las otras. Cada una que haga lo que pueda con sus dos toros.
En el terreno personal, ¿qué tan fácil es compaginar la profesiones de matadora de toros con las aspiraciones en el rubro personal, formar una familia, tener hijos?
En un principio es fácil, porque disfrutas lo que haces, entonces no echas de menos nada más. Quizá el día de mañana cuando me retire, diré ‘¿por qué no he creado una familia?, ¿por qué no me he casado?, ¿por qué no tengo pareja?’, tal vez lo eche de menos, pero ahora mismo, no me arrepiento de nada.
Como dice aquel ‘he vivido como he querido’, he hecho lo que he querido, nadie me ha prohibido nada y estoy de lo más feliz. He vivido la vida y he hecho lo que me ha gustado, lo volvería a hacer otra vez, sin pensarlo.
¿Hay prohibiciones en el terreno personal para las matadoras de toros que buscan destacar?
En el mundo taurino a mí nunca me han prohibido nada. Ni ser madre, ni que me case, ni nada; pero sí es verdad que viviendo el mundo como matadora de toros, te absorbe de tal manera que le tienes que dedicar mucho tiempo a esta profesión y, a lo mejor, sin darte cuenta, olvidas esa parte más personal, pero sin arrepentimiento ninguno porque soy feliz con lo que hago.
Si en un futuro tiene usted un hijo, ¿le llevará a una corrida de toros?
Por supuesto, además, creo que lo que hay ahora mismo es mucha mala información. Yo tengo dos sobrinitas, una de dos y otra de tres años y desde que son pequeñas están pisando las plazas de toros; las saco y doy la vuelta al ruedo con ellas en brazos, tiene que ser que lo vean como algo natural y explicarles por qué son las cosas, que el crío entienda lo que ve con normalidad.
Quién es
> Nació en Málaga y se crió entre hombres. Su madre falleció cuando tenía 15 años, por lo que se educó al lado de su padre y tres hermanos, todos toreros.
>Toreó su primera becerra a los nueve años y, ya con 14, mató a su primer toro. Entonces decidió ser profesional del toreo.
>Tomó la alternativa en Cáceres, en 1997; confirmó en Las Ventas de Madrid en julio de 2005 y en la Plaza México en abril de 2000.