Durante meses, miles de representantes de casilla, representantes distritales y coordinadores de la coalición Movimiento Progresista, en total más de medio millón de personas, recibieron capacitación y material de estudio para vigilar el voto.
A ellos, además de la formación electoral, el candidato presidencial de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, les pidió actuar “sin distracciones ni cansancio”.
Y, según informó él mismo, se invirtió exclusivamente en la defensa del voto 23 millones 58 mil 562 pesos en ese rubro, sólo hasta mayo.
También se repartieron más de 300 mil ejemplares del “Manual de Representantes de casilla de Morena”, que como asociación civil no pudo registrarse como representante de casillas, por lo que lo hizo vía el registro de PT y Movimiento Ciudadano.
El “fraudecedario”
Y en ellos se les instruyó incluso, con un “fraudecedario”, con un documento para alertarlos sobre las diferentes modalidades de anomalías en que se podrían ocurrir el día de la elección, como el llamado carrusel, el tamal y otras prácticas novedosas con ese fin.
Entre ellas, deditos quemados, es decir, intentos de diluir la tinta indeleble con ácido, y la operación panza, con invitación a consumir alimentos que les enfermen.
Por eso, en los cursos se les alertó de las “tentaciones” que podrían presentárseles para que no acudieran a sus casillas el 1 de julio y se les recomendó en su manual: “Lleva tus propios alimentos y no aceptes lo que te ofrecen los otros partidos… ten cuidado con lo que te ofrecen de comer”.
Sin embargo, algo falló en la organización, que miles de protagonistas del cambio verdadero abandonaron sus casillas y a sus candidatos de las izquierdas.