'Falta entrega y compromiso'

Durante 30 años, María Dolores Silva Contreras se distinguió por ser una maestra disciplinada y estricta, pero sobre todo por su dedicación para que sus alumnos y alumnas siempre fueran los mejores no sólo en el salón de clases sino en la vida diaria.

Después de tantos años de trabajo, María Dolores Silva Contreras, directora de la escuela primaria Alfonso Rodríguez, se jubila para enfrentar otros retos en su vida pero ahora en lo personal.

María Dolores comenzó a trabajar como maestra en 1980 en Matamoros, pero antes estuvo como interina en Francisco I. Madero en la escuela Venustiano Carranza. Egresó de la Escuela Normal de Gómez Palacio, de donde es originaria.

 NACE 'EL DON' DE ESTAR FRENTE A GRUPO Decidió estudiar esta profesión porque desde los primeros grados de primaria, sus maestros siempre la dejaban encargada de los grupos cuando les hablaban a juntas.

"Me decían que tenía el don de que mis compañeros me hicieran caso, incluso me acuerdo que me daban una vara y me decían 'nada más tenla pero no les pegues'; en ese tiempo la figura del maestro era como un padre, le hacíamos mucho caso", recuerda María Dolores.

Su maestra de sexto grado, Bertha Sánchez Garibay, le insistió en que tenía vocación para estar frente a un salón de clases y que ingresara a la Escuela Normal.

María Dolores siempre se distinguió por ser una buena estudiante. Cuando salió de sexto, obtuvo el primer lugar de su generación y el premio lo recibió del entonces gobernador, Héctor Mayagoitia Domínguez.

"En la secundaria obtuve el tercer lugar de mi generación en la Ricardo Flores Magón de Gómez Palacio, y en ese tiempo era muy difícil ingresar a esta escuela porque tenía un reconocido prestigio académico".

En la Escuela Normal de Gómez Palacio fue integrante de la escolta, jefa de grupos y de equipos de trabajo, "desde ahí adquirí el don de ser responsable, me acuerdo que muchos de mis compañeros eran de rancho, muy humildes, y me los llevaba a mi casa para hacer los trabajos".

Recuerda que para hacer los trabajos se turnaban para usar una máquina de escribir, "a través de Internet, mantengo contacto con algunos de mis compañeros y por fortuna tienen muy buenos puestos; creo que fuimos una generación 'VIP' porque todos teníamos mucha vocación, nos graduamos el dos de junio de 1980".

María Dolores inició su maestría en educación pero desafortunadamente le detectaron mastopatía fibroquística, y debido a los tratamientos ya no la pudo concluir, esto sucedió en el año 2000.

Se tituló de la Universidad Pedagógica Nacional como licenciada en Educación Básica, después fue certificada en habilidades digitales que garantizan que está capacitada para estar a cargo de la dirección de una escuela.

"Mi trabajo académico fue de 20 años frente a grupo porque batallé mucho para ascender".

Primero estuvo como subdirectora técnica en la Popular Número 1, luego a la Centenario, después a la José María Morelos, y fue cuando la trasladaron a Viesca que le dieron oportunidad de ser la directora de la primaria Andrés S. Viesca.

Fue en 2006, cuando trabajaba en Viesca, que le detectaron cáncer de mama y se retiró un año para recibir tratamiento.

En agosto de 2007 regresó como directora de la escuela primaria Emilio Carranza, y de ahí obtuvo la plaza de directora de la Alfonso Rodríguez, a donde llegó un cuatro de noviembre de 2009.

"La satisfacción que tengo es que la escuela iba de picada cuando llegué pero ahora tenemos los primeros lugares en Enlace, y por dos ciclos consecutivos nuestros maestros han recibido estímulos por excelencia académica".

La maestra asegura que en su trabajo siempre fue muy responsable. En ocasiones llegó a salir hasta después de las tres de la tarde porque se quedaba con alumnas que los padres de manera irresponsable dejaban en la escuela.

"Me quedo hasta que llegan por ellas porque la responsabilidad me agobia y no puedo dejar a una niña llorando e irme a mi casa muy tranquila".

En el ciclo escolar 2009-2010, María Dolores es sometida una vez más a una operación de cáncer de mama, y tuvo que someterse a más quimioterapias y radiaciones.

 SE RETIRA CON 30 AÑOS DE SERVICIO CUMPLIDOS A los 27 años con seis meses y un día de trabajo, los profesores se pueden jubilar pero la maestra siempre deseó retirarse a los 30, los cuales cumplió en octubre de 2011.

"Decido retirarme porque creo que ya es conveniente dejarle el espacio y la responsabilidad a la gente nueva. Me voy por motivos de salud, para dedicarme a ir con los doctores y hacer ejercicio porque me gusta mucho, también quiero darme mi tiempo para buscar terapias alternativas".

 'FALTA VOCACIÓN'

Para la maestra es muy difícil irse porque deja toda una vida, incluso una rutina de levantarse todos los días muy temprano para llegar a la escuela, "me estoy preparando mentalmente para cerrar el ciclo, hacer un alto en el camino y buscar cosas nuevas.

"Desde 2006 estoy viva de milagro y aunque la jubilación es un proceso que ya asimilé decidí que no voy a pasar por la escuela por un buen tiempo porque necesito despejar mi mente".

Ahora que se va, le preocupa ver a maestros sin compromiso, a una generación que ya se perdió por falta de vocación.

"Me preocupa mucho el futuro de las niñas, necesitamos unos padres comprometidos, responsables y que inspiren respeto. La sociedad tendría que preguntarse dónde fallamos los padres y dónde los maestros, porque tenemos en nuestras manos a los niños y los echamos a perder porque nos falta entrega y compromiso".

Considera que los maestros de educación se están terminando y ahora llega la generación que estudió esta profesión porque su padre era profesor y tenía como opción conseguirle una plaza o porque le pudo arreglar en la Normal porque en ningún otro lado pasó el examen.

"Tenemos mucha tecnología que en lugar de ayudar, ha dificultado todo porque los maestros llegan con su laptop y celular y sólo quieren estar en Facebook o chateando".

Esas herramientas en lugar de ayudar, las usan de manera indiscriminada durante las horas de clase, señala.

"Muchas veces veía a maestros conectados cuando deberían de estar trabajando, y por eso muchos me eliminaron del Facebook para que no los detectara. Ahora ya no es mi responsabilidad pero en su momento me dolió, creo que la educación es la responsable de que la sociedad esté donde está, y creo que tenemos mucha culpa los maestros pero en un primer lugar los padres de familia porque la formación inicia y se queda en casa".

María Dolores señala que la educación es un pastel que tendría que ser repartido en muchas secciones: maestros, autoridades, y padres de familia.

"Ahora que me voy, me gustaría darle las gracias a todas las personas que me apoyaron en mi carrera y en mi enfermedad, y sobre todo a mis hijos por el tiempo que no les di por estar trabajando".