Ocho años de compartir historias de vida
Llegaron al Hotel Crowne Plaza, lugar donde se llevaría a cabo el magno evento. Se formaron muy ordenaditas Elisa y Rebeca. Les proporcionaron un aparato de audio para la traducción simultánea, ya que la conferencia sería en inglés. Rebeca empezó a travesear con los audífonos, cuando de pronto llega Ángel. Elisa está con sus audífonos, él expresa -yo vengo con ustedes ¿sí?-, se cruzan las miradas y le dicen -sí, no hay problema-. Ángel inicia una conversación y Rebeca por fin localiza algo en su aparato receptor, es el canal 7 y está empezando una película. Ángel le dice -¿qué haces?- ¿Perdón? Estoy escuchando a ver qué encuentro, y ya encontré. ¿Qué música hay? -Vuelve a la carga Ángel-. No es música, es un programa… no, es una película. -¿Cuál es?- No sé, déjame ver, ahorita te digo. Rebeca piensa, -así no lo voy a saber nunca, qué preguntoncito, Ja, ja, ja-. Ángel se le queda viendo esperando una respuesta, y lo que hace ella es prestarte los audífonos. Ángel se los coloca un instante y dice, -ah!, asintiendo con la cabeza-, se los regresa. Elisa le dice cómo usar los controles de su aparato, y él solo dice, bien. Empezaron a platicar un poco mientras algunos meseros ofrecen degustación del producto revolucionario. Elisa está degustando el producto y Ángel toma dos vasitos, le ofrece uno a Rebeca, pero ella lo rechaza, él insiste, Elisa le dice, -sí, tómatelo-. Ángel dice, -yo quiero que tú te lo tomes, por favor-. Más a fuerza que de ganas se lo toma. Esto le incomoda un poco, pues no está acostumbrada a que tengan atenciones con ella. Bromean, Ángel toca su brazo, y en automático ve su mano tocándole, eso no le gusta. Elisa la ve (Rebeca, esta escena la ve como si fuera en cámara lenta, no puede creer que un extraño la toque) y después cruza una mirada con Ángel, lo ve unos segundos y siguen conversando. Él toca nuevamente su brazo -segunda llamada-, Ángel se salva porque en ese momento toca la espalda de Elisa con mucha confianza. Traen nuevamente la degustación, esta vez Rebeca va por ella. Le da una a Elisa y le ofrece otra a Ángel, lo hace como agradecimiento por el gesto anterior. Esto habla de que Rebeca no está acostumbrada a que hagan nada por ella. Siguen hablando y ahora toca la espalda de su lado izquierdo. ¿Qué te pasa, por qué tocas mi parte emocional? -Piensa para sus adentros Rebeca- está a punto de decirle algo al respecto, cuando le llama Miguel -esposo de Rosy-. Ángel se disculpa -permítanme, voy a ver-, adelante.
Ellas siguen en lo suyo. Ángel les hace una señal de que se quedará allá. Le hacen una señal de aprobación. Rebeca piensa -al cabo no veníamos juntos-, sólo se sonrieron y tomaron otra medida del famoso producto.
De pronto, Ángel estás nuevamente con ellas y expresa -mejor me quedo aquí con ustedes ¿sí?-. Está bien, llega por fin el momento de pasar al salón donde se llevará a cabo la conferencia. Las personas se amontonan en la entrada, eso se pone feo, no hay orden. Entre confusión y aventones, Ángel queda al frente, Rebeca y Elisa a sus espaldas, las personas se empiezan a mover. Rebeca se voltea y le dice a Elisa -agarrarte de mí para no separarnos- es tanto lo que los empujan que su cuerpo queda pegadito al de Ángel y se ve en la necesidad de tocar sus hombros. Eso no me gusta, es como si recibiera descargas eléctricas al tocarlo y le dice -perdón, perdón- él responde -no hombre de qué, agárrate bien-, es un tramo pequeño que a ella le pareció larguísimo y por cierto muy incómodo. Salieron del cuello de botella, encontraron unos lugares, eran tres. Ángel sigue al frente, Elisa a su lado y luego Rebeca, así que pasó ella primero, luego Elisa y al final Ángel. De pronto antes de sentarse, Elisa dice -Rebeca en medio y yo de aquel lado- con una carita pícara. No! No!, ¿por qué? Así no, pásate para acá, y pensó-hay amiguita cómo me caes bien- ¿sí sabes, verdad? En fin así lo hacen, Ángel es un parlanchín -piensa Rebeca-. Empieza a hablar, dice algo gracioso y Rebeca ríe con muchas ganas, él se sorprende, -es el efecto del producto en ti, ya que produce felicidad -¿verdad Elisa? Ella sólo se ríe, de inmediato Rebeca le contesta -no, para nada- yo soy así, ya te darás cuenta ¿verdad Elisa? -Sí, ella es así. Y en el inter de que empieza la conferencia, hacen unos cuantos comentarios los tres.
De pronto, Ángel pregunta -¿A qué te dedicas?- Ya te dije: tenemos un negocio donde hacemos muchas cosas…
Continuará...