Más de 100 familias indígenas se han asentado ya en el municipio de Durango, han abandonado sus tierras para buscar una oportunidad en esta capital.
Janette Payán, directora de Fundación Semilla, señala que en estos momentos trabaja con 100 mujeres indígenas que radican en las seis comunidades que se han establecido en el municipio de Durango; cada mujer representa a una familia.
Esta gente, comenta, se ha asentado en Durango y son parte del desplazamiento de gente que se ha dado de la zona indígena, "algunas llegan sólo por unas semanas pero se quedan aquí porque al menos, aunque poco, tienen mas oportunidades de salir adelante que quedándose en su región".
Por ello se trabaja con 100 mujeres en un proyecto de equidad de género con miras a lograr un desarrollo económico para las familias a través de las mismas mujeres.
Se busca que obtengan habilidades de comunicación, de gestión, de crianza de los hijos, que sepan solucionar problemas internos pero también, que sepan evitar la violencia familiar "que eviten los patrones de violencia en los que han vivido en la zona donde vivieron toda su vida".
Pero aunado a esto, también se busca inculcarles el deseo de lograr un desarrollo económico a través de proyectos factibles con los cuales pueden obtener apoyos para pequeños negocios.
Janette Payán comenta que las mujeres sí desean regresar a su tierra, "están nostálgicas", a diferencia de los hombres y de los niños quienes rápido se habitúan a la actividad de la ciudad y ya no quieren regresar a su tierra.
