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Flor Garduño, una vida en imagénes

Un mito. La fotógrafa mexicana Flor Garduño es considerada un mito viviente de la imagen en Latinoamérica y actualmente expone su obra 'Trilogía' en el Museo Arocena.

Un mito. La fotógrafa mexicana Flor Garduño es considerada un mito viviente de la imagen en Latinoamérica y actualmente expone su obra 'Trilogía' en el Museo Arocena.

YOHAN URIBE JIMÉNEZ

En su continua traducción de las realidades y fantasías, que durante décadas han hecho de su obra un decálogo de la imagen en Latinoamérica, la fotógrafa mexicana Flor Garduño, carga no sólo con el peso de ser considerada una de las decanas de la fotografía en México, sino con el reto de encontrar un lenguaje, que le permita seguir elevando un discurso plástico, como el que ha mantenido en más de treinta años de trabajo.

Una artista que sabe que ha hecho escuela, que entiende que la calidad de su trabajo es referente para quienes se acercan al estudio de las artes visuales, que además está consiente su papel como mujer y quien además le gusta y disfruta su oficio, más que cualquier cosa.

Actualmente el Museo Arocena en coordinación con el Antiguo Colegio de San Ildefonso, abrió "Trilogía", una muestra que reúne 30 años de trabajo de la maestra Garduño en tres módulos, "Bestiarium", "Mujeres fantásticas" y "Naturaleza silenciosa", y que podrá ser visitada hasta el próximo 4 de noviembre.

→ ¿Cómo la era digital de la fotografía Flor Garduño?

Es una pregunta muy recurrente. En la digitalazación de la imagen hay mucha ventaja, pero creo que también hay una pérdida porque con la inmediatez de las fotos yo siento que se pierde mucho, en parte la composición, por ejemplo, durante mucho tiempo yo trabajé de manera artesanal y lenta, ahora siento que no me concentro tanto, no requiere de tanta atención, y antes no se perdía tiempo.

→ ¿Su discurso femenino en la obra es intencional?

No. Pero sí hay fotografías que he tomado por ser mujer. O que he podido tomar por ser mujer, por ejemplo uno de mis desnudos más visto, lo tomé en un viaje a una mujer indígena, en ese sentido si yo no hubiese sido mujer, ella a lo mejor se hubiera tapado, o no hubiera permitido que alguien la viera.

→ ¿Alguna imagen femenina que la halla marcado más?

Una de las fotografías que yo he tomado y han marcado mi vida y mi carrera, fue a una niña muerta, en una comunidad muy pequeña en Latinoamérica, en una ceremonia luctuosa a la que no podían entrar hombres, por el significado y simbolismo del momento me marcó, pero si yo no hubiese sido mujer tampoco habría podido tomar esa foto.

→ ¿Qué significó para tu obra recorrer y conocer un México rural?

Todo. Toda una manera de saber cuáles son nuestros orígenes, nuestras raíces, ver cómo nuestra cultura se ha venido mezclando con cosas que vienen de afuera, enriqueciendo.

Soy una fotógrafa lenta, eso me permite no sólo la búsqueda del momento, sino la paciencia para encontrarme con las cosas que quiero capturar.

→ Actualmente todos toman fotos incluso con el teléfono ¿Cómo ve ese fenómeno?

A mí me parece bien. Si yo por ejemplo cuando hay una reunión de familia veo la necesidad de retener ese momento, lo hago más fácil ahora con la tecnología. Puedo tener ese recuerdo, cuando se muere un ser querido y ves una foto, es un confort.

Muchas veces la mente no retiene o archiva imágenes, o simplemente no conocía a tal persona que ya no vive, es un confort, porque la fotografía te permite conocerlo, saber cómo era, hacerte una imagen real de la persona, o de un espacio o momento.

→ ¿Esto claro en el ámbito del aficionado?

Sí. Porque en ese momento no importa la inmediatez, el problema es que algunos fotógrafos se dan esa facilidad y piensan en digital como facilitador de discurso y no. La tecnología puede ayudar pero no se debe en el trabajo profesional descuidar la parte técnica, o la parte del discurso.

→ ¿Cuál ha sido su experiencia con lo digital?

A mí me ha funcionado, pero siento que a veces pierdo concentración, precisamente por lo rápido del formato. Antes como era además más costoso, requería de cuidar cada movimiento, cada toma, porque además no había margen de equivocación, o por lo menos de corrección.

Algunas cosas me ha permitido experimentar, pero creo que me he dado ese permiso, después de haber trabajado prácticamente todos los procesos de la fotografía.

→ ¿Qué tan difícil fue revisar 30 años de trabajo para Trilogía?

Bastante. Porque es un archivo muy grande y además hay fotos a las que le tienes mucho cariño, pero se tienen que quedar por fuera por diferentes razones. Luego en la revisión traes recuerdos e incluso nuevas lecturas de la composición que quedó registrada en un inicio.

El inicio del proyecto

Para Paloma Porraz, directora del Antiguo Colegio de San Ildefonso, la exposición misma ha sido un proceso fotográfico desde el inicio. Porque la selección de las imágenes, hechas por la misma Flor Garduño, se pensaron para un libro y una vez que estuvieron, se convirtieron en proyecto y luego en la exposición itinerante que ahora llega al Museo Arocena, Uno de los espacios culturales más importantes del Norte de México, comenta la también artista mexicana.

"La muestra es toda una experiencia porque además permite no sólo ver un amplio periodo de obra, sino que también permite leer la influencia que tiene Flor de la pintura, entonces sus imágenes se convierten en un referente, algunas fotografías por ejemplo te remiten a Caravaggio. La calidad del formato en que se reimprime la obra, permite nuevas miradas y lecturas", comentó Paloma Porraz.

Paloma Porraz agregó que la posibilidad de itinerar "Trilogía", al Museo Arocena, es un gran logro, porque el público del noreste podrá ver imágenes inéditas en su mayoría, realizadas entre 1980 y 2010, capturadas con una de las primeras cámaras de 35 milímetros. Y curadas detalladamente por Paola Cerutti, de la mano de la propia artista mexicana que festeja con esto 30 años de carrera.

Instantáneas de Flor Garduño

En 1983 participó en la exposición "Four from Mexico" en el Mexican Museum en San Francisco.

En 1985 y con el apoyo editorial del pintor Francisco Toledo, Flor publicó su primer libro "Magia del Juego eterno", el cual contenía 6 años de su trabajo.

En 1987 su segundo libro, "Bestiarium", fue publicado por U. Bär Verlag, Zurich, Suiza. Exposición individual en la Casa de América Latina en Monte-Carlo.

De 1992 al 93 la revista suiza "du" dedica su publicación del mes de enero a Flor.

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