Isabel Miranda de Wallace
Al saber de la nominación de Isabel Miranda de Wallace, como candidata del PAN al Gobierno del Distrito Federal, me causó una especie de reacción inexplicable, de esas que en inicio tu mente no te la traduce.
Para tratar de interpretar mi sentir me trasladé al mundo de los ecologistas, aquellos que hablan de que el mundo anda al revés, que cada vez son más, los drásticos daños que presenta el universo, como el calentamiento global, entonces metafóricamente encierro y enclavo ahí el fenómeno de la nominación del personaje a que me he referido, “calentamiento político” en perjuicio de la gran ciudad que alberga al Distrito Federal, esa que es una metrópoli, de las más importantes a nivel mundial, la segunda con mayor población nacional con casi nueve millones de habitantes en su mayoría mujeres, además, en ella, se concentra la gran parte de los poderes de las administraciones de las empresas privadas más importantes y casi la totalidad de las públicas.
Cómo pudieron pensar los panistas en una persona que no es política, para empezar, vamos, que no conoce ni los ideales, ni los estatutos, ni la historia, ni a los personajes del partido que la postula, que no ha hecho -como muchos otros- trabajo de campo político partidista, que no tiene la más mínima formación para escuchar y atender a la gente, etc. etc.
He tenido la oportunidad de verla en entrevistas (la señora que dicho sea de paso, como de todos es sabido es activista, surgida por un mero interés propio apenas en 2005, tras el secuestro de su hijo), en sus respuestas pude observar que se encierra en pregonar sobre su lucha social que enfrentó para encontrar a su hijo, pero conforme transcurre la cita pierde el hilo, se olvida de que es candidata a una jefatura, se aparta de presentar propuestas y proponer soluciones a los problemas de la ciudad, su trauma la traiciona, cita nombres completos de procuradores y policías, unos que la ayudaron y otros que la traicionaron, réplica de la corrupción del poder que controla los órganos de Procuración de Justicia Nacional y del D.F., incluso el primero de ellos institución bajo el mando del PAN, pero eso no le importa, ha luchado contra el secuestro desde 2005, paradójicamente fecha a la actual donde la estadística nacional en ese renglón se triplicó, es decir, peleó sola contra el mundo.
Pero el mérito lo tiene en gran parte por su poder económico, pues recuerde usted lector, que inició con una campaña atroz con sendos espectaculares donde estilando al viejo oeste, ofrecía jugosas recompensas para quien diera datos de localización de su descendiente, así, de esa forma con el apoyo de su capital, opino yo, cualquiera, sí cualquiera, pues sin cuestionarlo me atrevo a pensar, que miles y miles de madres mexicanas, se han quedado en esta gestión de Gobierno Federal, en la antesala de las procuradurías federales, clamando por la desaparición de sus hijos, sin respuesta y a veces hasta insultadas.
Mal por el PAN, mal por Isabel Miranda de Wallace, al aceptar tal nominación, sabedora que es incompetente, pues, no veo que tenga la más mínima noción de tratar y poder resolver los problemas sociales que aquejan al DF, mal por prostituir su esencia de activista, Dios libre al DF si llega Isabel Miranda de Wallace al poder, cuidado capitalinos Isabel no es ni William ni Alfred R. Wallace.
José Arturo García Ramírez.