Jugar para divertir
Lee Treviño, extraordinario jugador de golf estadounidense de ascendencia mexicana, ganó el torneo de golf British Open en 1971, uno de los cuatro torneos que forman el Grand Slam, y se dice que de los cuatro es el que más ansían ganar los jugadores de golf.
En el siguiente año en 1972, Lee Treviño iba en primer lugar al terminar la tercera ronda, un reportero le preguntó que cómo iba a manejar la presión por ser el puntero y el campeón defensor, Lee Treviño, le contestó, ¿presión?, presión es cuando jugaba golf con mis amigos apostando cinco dólares la raya y sólo traía un par de dólares en el bolsillo, aquí yo vengo a divertirme.
Al día siguiente en la última ronda Lee Treviño ganó por segunda vez el torneo.
Por otro lado en el Campeonato Mundial de Futbol de 1950, celebrado en Brasil, el último partido se jugó en el Estadio Maracaná, ante más de 170 mil espectadores, jugaron la Selección de Brasil contra la Selección de Uruguay.
El equipo de Brasil era un trabuco, en sus dos partidos anteriores había goleado a Suecia 7 a 1 y a España 6 a 1, y aunque Uruguay no era un flan ni mucho menos, la mesa estaba servida para que Brasil se coronara campeón mundial en su casa, el empate les bastaba para ello, nadie daba un cacahuate por la Selección de Uruguay.
Su mismo entrenador les instruyó que salieran a defenderse para evitar la goleada, pero cuando el equipo uruguayo salió a la cancha el rugido del estadio los dejó helados; el capitán Obdulio Varela los juntó y les dijo: “Muchachos los de afuera no juegan, vamos a divertirnos”, entonces Uruguay terminó ganando el partido por dos goles a uno, este evento pasó a la historia como el Maracanazo.
Hoy El Santos Laguna es un equipo alegre, que se divierte y nos divierte jugando, felicidades campeones.
Roberto Barranco Aguilar,
Torreón, Coahuila.
Reprueban actos vandálicos por los festejos santistas
Dentro de la euforia justificadamente manifestada por los ciudadanos de la comarca a favor del campeonato del equipo de casa Santos, resulta reprobable la actuación de los pseudoaficionados, a quienes no les importó hacer daños vandálicos a los automóviles en las calles.
Sin embargo, no fue suficiente hacer daño en la ciudad, expusieron su integridad física, pues en lo que a mí me tocó ver en el crucero del kilómetro 11-40 del bulevar Miguel Alemán, donde se posesionaron los aficionados de todo el lugar sin dejar paso a los automóviles en esta vía rápida. En donde por cierto no había ninguna patrulla.
Ayer conocimos las consecuencias, fue muerta una persona en otro crucero en condiciones similares a las de este lugar.
Debió haberse previsto hacer una campaña de concientización hacia la ciudadanía, que ante los riesgos lógicos de los festejos, pudo haberse evitado este lamentable fallecimiento de ese joven, sin exculpar a quien lo atropelló y huyó del lugar.
R. López.
Gómez Palacio, Durango.