Cadena de errores
Definitivamente se equivocó el equipo de asesores de Enrique Peña Nieto y desde luego el presidente del partido, Pedro Joaquín Coldwell.
Primero, en romper una regla que ellos mismos ya habían establecido, la de no asistir a foros abiertos o no controlados. Aceptando con esto que el candidato a la presidencia tiene serias limitaciones para desenvolverse en un escenario plural en donde participen libremente sus interlocutores. El rechazarlo con anterioridad, invitaciones de casas de estudios de nivel superior del ámbito privado, así como el intentar imponer condiciones para presentarse, terminó por indignar a los estudiantes en general. Y es que, si algo, molesta a un estudiante, es que lo quieran manipular y tratar como un falto de inteligencia, al que hay que decirle cómo se hagan las cosas.
Definitivamente lo anterior generó un ambiente de animadversión que detonó con la aceptación tardía de la invitación de la Universidad Iberoamericana. Otro factor, que influyó en el incremento del encono y rechazo, fue la actitud que tomó al contestar los reclamos sobre los supuestos abusos en Atenco, donde salió a relucir el autoritarismo que no acaba de desechar y utilizar el PRI.
Para redondear la cadena de errores, Pedro Joaquín Coldwell solicita públicamente se investigara a los alumnos de la Ibero, y los califica de acarreados y porros.
Definitivamente estas actitudes revivieron al Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverria Álvarez que los priístas llevan dentro. Por lo que es inevitable su comparación, guardando las debidas proporciones, de aquel acto de brutal barbarie y represión total al que fue sometido el Movimiento Estudiantil del 2 de octubre de 1968.
Pero la cadena de errores continúa y sólo hace unos días, aparece en las redes sociales un video, en el que supuestamente se le entrega información de una alumna de la Ibero.
Enrique Peña Nieto y el PRI en general, reaccionaron como lo hiciera en su momento Gustavo Díaz Ordaz ante el Movimiento Estudiantil del 68.
Ahora, Peña Nieto actúa como su padrino Carlos Salinas de Gortari, ignorando a sus supuestos detractores, “ni los veo, ni lo oigo”.
En conclusión, reacciona como ha reaccionado históricamente el PRI ante los que no piensan igual que ellos, ante los que no comulgan con sus propuestas, ideas y/o acciones: con autoritarismo e intolerancia; y ante la imposibilidad de reprimirlos directamente, lo hace desde su posición privilegiada de virtual ganador de la contienda, mandando mensajes intimidatorios o amenazas, valiéndose de todo y de todos los que comulgan con él.
Es claro que se equivocaron al menospreciar, calificar y sobre todo, en insultar la inteligencia de la comunidad universitaria de nuestro país.
Recuerden, así inicio el movimiento Estudiantil de 1968, con la protesta de estudiantes de las vocacional 2 y 5, ante la invasión a sus instalaciones y represión de maestros y alumnos.
En esa ocasión, el 26 de julio, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos del IPN, convocó a una marcha pacífica de la Ciudadela al Casco de Santo Tomás. Concluida la marcha, optaron por continuar la manifestación hasta el Zócalo. Lamentablemente, por la intolerancia y el autoritarismo impuesto por el PRI en sus gobiernos, al llegar a las calles de Madero y Palma, fueron nuevamente reprimidos por la policía.
En vez de amedrentarse la clase estudiantil ante estos actos violatorios de derechos universales y garantías constitucionales, los hizo despertar y unirse en una sola voz que hoy conocemos como el Movimiento Estudiantil del 68.
El movimiento que inició por un enfrentamiento de estudiantes de dos preparatorias, que por decisiones erróneas, autoritarias y represoras, indignas de un Estado que se presume democrático, federalista y republicano, creció hasta alcanzar día con día la simpatía y solidaridad de más y más estudiantes, profesionales, trabajadores y ciudadanos en general.
Por lo que el miedo hizo presa, en ese entonces, de Gustavo Díaz Ordaz, que era el epítome de la intolerancia y el autoritarismo. Su miedo fue proporcional al acto criminal que le siguió el 2 de octubre de 1968, el asesinato y desaparición de miles de estudiantes que la historia oficial no registró. Afortunadamente, la barbarie quedó inmortalizada en la memoria del colectivo mexicano.
Hoy Enrique y el PRI tienen focos rojos, están intranquilos y los errores, en este caso, continúan. Más aún, poco están ayudando los medios vendidos o que patrocinan su campaña, en ocultar o minimizar el Movimiento Estudiantil 2012. Este movimiento, de seguir creciendo, determinará en gran medida lo que suceda el 1º de julio de 2012.
Jesús Gerardo Puentes Balderas,
Torreón, Coahuila.