La impunidad
Nuestro país tradicionalmente ha sido y es falto de educación (más del 50 por ciento de la ciudadanía sólo tiene en el mejor de los casos, la primaria) quisiera pensar que por cuestiones circunstanciales, pues pensar lo contrario sería tanto como pensar que entre hermanos no se desea la prosperidad.
Traigo el tema a colación porque últimamente se ha escuchado mucho acerca de que nuestra educación está por los suelos y que este es el principal obstáculo y a la vez motor para nuestra superación.
Quiero agregar que la “impunidad”, entendiéndose como la falta de aplicación de la ley, o falta de equidad en su aplicación, es otro de los graves obstáculos que impiden el avance de nuestra sociedad hacia la democracia y la prosperidad como nación.
Si volvemos los ojos al pasado nos daremos cuenta que no fue propiamente Porfirio Díaz el motivador de la Revolución de 1910, fecha de inicio, pues él se retira en el 11 y sigue varios años después, que no se sabe realmente cuándo acaba, sino los malos políticos, gobernadores, presidentes municipales y funcionarios y empleados públicos que abusaron impunemente de su posición en el gobierno para enriquecerse, torcer la ley a sus conveniencias, dejar de sancionar a los poderosos económicos, como ocurrió con el caso de la hermana de Pancho Villa, que ya sabemos qué pasó después.
Desgraciadamente estas personas no dejaron de operar en el gobierno, pues eran los que conocían el teje y maneje del gobierno, de ahí que por tradición hemos venido arrastrando las mismas deficiencias de impunidad que se tenían antes de la Revolución, sólo que con un poco más de refinamiento.
“La impunidad es especialmente común en países que carecen de una tradición del imperio de la ley, sufren corrupción política o tienen arraigados sistemas de mecenazgo político, o donde el Poder Judicial es débil o las fuerzas de seguridad están protegidas por jurisdicciones especiales o inmunidades”.
Si analizamos las deficiencias que tenemos en nuestra sociedad, llegaremos a la conclusión de que la falta de aplicación de la ley es lo que impide que la ciudadanía prospere, pues según estadísticas sólo el 2 por ciento de los delitos se castiga.
La delincuencia se ha percatado de ello y por ese mismo medio, de la impunidad, se está cobrando la falta de oportunidades que por otra parte la misma impunidad les quita por la falta de justicia y legalidad.
La aplicación de la ley no se circunscribe sólo a meter a la cárcel a los delincuentes de la función pública, sino de evitar precisamente de manera preventiva, retirando a tiempo a los funcionarios y empleados gubernamentales incompetentes antes de que lleguen a cometer delitos por su torpeza, dañando aun sin desearlo, pero sí por falta de capacidad, como lo estamos viviendo en seguridad, manejo del agua, vialidades, empleos, etc.
De ahí que se requiere por salud social la reinstauración de la aplicación de la ley en todos los ámbitos de la sociedad para evitar problemas mayores, estamos a tiempo, tomemos conciencia de que la equidad en la sociedad como en las empresas es de vital importancia la igualdad de condiciones para la tranquilidad de sus miembros.
J. Javier Luna Durán,
Comarca Lagunera.