¿Podemos prevenir la catástrofe? Si no, ¿que la patria nos lo demande?
Entramos al inicio de un sexenio con grandes esperanzas en el nuevo presidente. Esperamos lo mejor, creemos que bajarán los índices delictivos, que habrá mas empleos, que el IMSS mejorará los servicios, que los profes le entrarán a la mejora educativa, que las universidades públicas se integrarán al sistema productivo y que sus programas irán de la mano a las necesidades; por lo que sus egresados sí conseguirán empleo, pero no de taxistas, etc.
Pero sabemos por la lógica de inercia y la ley del menor esfuerzo que los primeros dos años continuarán las mismas estrategias en seguridad, que el IMSS no tiene recursos, que los profes se defienden como gatos boca arriba y que las universidades públicas tienen sindicatos igual que Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad que arrodillan a cualquier gobierno; y luego ¿quién podrá defendernos?
Esperamos en Dios que nos proteja, porque la izquierda se la pasará llorando su desgracia del “compló” y la mafia, el Partido Acción Nacional pues será minoría y se la pasará preparándose para la siguiente elección. Los partidos-negocio pues ya agarraron su liana y están listos para columpiarse. Ojalá y todos estos partidos además de lo que ya sabemos que harán, pues hagan algo por la nación.
El tercer año veremos cómo las hoy históricas reservas se irán esfumando, el cuarto año y también el quinto habrá unas mejoras, tal vez empleos, pero Señor y Jesús mío vendrá el terrorífico sexto año, mejor conocido como “Año de Hidalgo”, donde: “vaya a Chihuahua a un baile el que deje algo” y los pobres mexicanos sabremos la verdadera catástrofe, pero demasiado tarde como sucedió aquí en Coahuila.
Sin embargo, aún esperamos que en las cámaras se podrá ganar algún contrapeso de esta pesadilla que hoy debería aterrarnos. Y de no ser así pues que Dios nos proteja. Sin embargo, la esperanza muere al último y hacemos votos por que el nuevo gobierno sea un gobierno responsable, como también sabemos que los ha habido de este mismo partido como lo fue el señor De la Madrid, o Don Gustavo, o los dos Adolfos; buenos presidentes que también tenían el sartén por el mango como sucede ahora. Pero supieron ser responsables y pusieron su mejor esfuerzo al servicio de la patria.
Así pues estamos a la merced del nuevo presidente. Dios le ponga además de buen corazón a él y su equipo de trabajo también sabiduría.
Sin más un desesperanzado ciudadano, parte de los cien millones que somos la patria y que nunca he visto que le demandemos nada a ningún funcionario por pavoroso que haya sido su trabajo, (que a mi pequeño entender para mí demandar a un mal funcionario sería cuando menos que regrese lo robado).
Por eso deberían de quitar esa ridícula y obsoleta frase en las tomas de protesta por significar una consabida burla. Así pues por amor de Dios que alguien les verifique los préstamos, pero antes de autorizarlos, porque las cámaras son, ya lo vimos, muy corruptibles y luego la nación andará en la quinta chilla como aquí en Coahuila. Y los grandes rateros quedarán con tal poder y dinero que jamás los alcanzará la triste justicia de los mortales.
Arturo P. Salas Juárez,
Torreón. Coahuila.