Los mexicanos seguimos confrontados
De nefastas consecuencias para el país está resultando la confrontación que traemos entre los mexicanos por asuntos que se pueden explicar muy fácilmente: Miles están empeñados en convertir a nuestro México en un país conservador (capitalista y católico: el México que prevaleció hasta el siglo XVII) y en contraparte, millones estamos por un México republicano liberal, justo, igualitario y laico, ese México por el cual lucharon y murieron miles de mexicanos que en su tiempo fueron encabezados por esos hombres nacionalistas en cuyo honor llevan las principales calles, avenidas, bulevares, instituciones, paseos, lugares, etcétera, etcétera, de todos los pueblos y ciudades del país. Son nuestros héroes nacionales que nos dieron patria, pero que ahora están siendo traicionados por quienes se supone son sus herederos: los priistas.
Situación verdaderamente perniciosa la que estamos viviendo también muy simple de explicar: habemos millones de mexicanos que no estamos de acuerdo en la forma antidemocrática en que los conservadores (priistas y panistas) se han hecho del poder y menos aún con la forma de ejercer dicho poder: pisoteando descaradamente la democracia y aprovechándolo para el enriquecimiento desmedido, cínico e impune.
Millones estamos convencidos de que el rumbo que los llamados prianistas (“conservadores”) le han dado al país no le conviene de ninguna forma a éste porque significa retroceder a tiempos que se creían superados y porque detienen el desarrollo de México según lo demuestran las estadísticas mundiales: estamos en los peores lugares prácticamente en todos los aspectos del desarrollo, superados vergonzosamente por países hasta hace pocos años eran considerados como subdesarrollados.
Evidentemente a los conservadores lo anterior no les preocupa ya que detentan el poder legal (aunque para ello se hayan valido de procedimientos ilegales, recordemos el “haiga sido como haiga sido”) que a su vez es manejado por el llamado “poder fáctico” (los dueños del dinero) poderes ambos que han tejido un funesto y poderoso entramado que impide, a como dé lugar, cualesquier intento de cambio de rumbo.
Y con esta preocupante realidad actual, los conservadores exigen y reclaman que los inconformes no se manifiesten. Exigen que no protestemos ni en el Congreso, ni en las calles ni en ninguna parte.
Exigen que seamos “bien portaditos” y que se acate sin chistar la violación indecente y perversa de nuestra Constitución Política. Así de simples, creo, son las causas que están originando la división de los mexicanos. Simples, pero riesgosas.
Héctor Astorga.
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Mucha basura en el Centro
La basura en el Centro de la ciudad no termina porque las autoridades lo permiten. Deben multar a quienes ensucian las calles y no lo hacen. Esto seguirá igual.
Saúl González,
Torreón, Coahuila.