El grandulón caprichoso
Hoy conocí a un señor, él era de gran estatura, sobrepeso y rostro con marcas de acné, me dio impresión de desconfianza y pensé “las apariencias engañan”, no debería emitir juicios sin conocer, pero un poco de tiempo le dio la razón a mi intuición ya que unas palabras soberbias salían de su boca y una postura imponente mostraba tener, el mismo tiempo me tranquilizó porque detrás de esas palabras y esa postura me di cuenta que estaba frente a un pequeño niño chípil que lloraba por una pizza especialmente para él.
Entonces a un lado de ese niño se encontraba un adolescente que no tenía tan mal apariencia, ese adolescente era el hijo del señor grandulón, de este joven me compadecí porque al parecer tenía más madurez que el propio padre porque sólo se dedicó a observarlo y tolerar tales tonterías que mostraba su mismísimo señor, quien se supone debería proteger y ser ejemplar de múltiples valores, el gigante se agrandaba cada que decía una palabra y callaba a quien para él era su desafiante.
Así pasaron los minutos, personas tratando con su terquedad y éste tratando de ser lo más importante, cuando se le acerca un señor serio de más baja estatura, postura humilde y mirada penetrante, entonces ese gigante se alteró mas diciéndole y haciéndole ver que este señor humilde que era poca cosa, que no era un caballero de palabra y diciéndole que no servía para nada, entonces es cuando pensé… un niñito caprichoso no es ni nunca será un caballero de verdad.
Yadira L.
Piden vigilancia
en billar
En la esquina de Mina y Sarabia en Gómez Palacio, Durango, se instaló un negocio de billar que organiza bailes con música en vivo, lo que causa mucho ruido hasta altas horas de la noche, provocando entre el vecindario malestar, ya que a estas fiestas le siguen problemas entre los que allí asisten.
Entre lo que destaca la presencia de las jovencitas y jovencitos adolescentes que se supone no podrían estar en este tipo de lugares, por lo que pedimos más vigilancia para regular este tipo de establecimientos y en la medida de lo posible reubicarlo, por el bien de nuestro vecindario.
Tambien porque los jóvenes estudiantes de los centros educativos cercanos acuden cotidianamente a este billar faltando a sus clases sin que sus padres lo sepan ni sus maestros.
Habitantes del lugar.