‘Perros y gatos’
La perra ya va a parir; nacerán nuevos perritos.
En cada camada da siete u ocho; algunos nacen medio muertos pero se aferran a vivir aunque sea en el recuerdo, triste al fin, de sus días por este mundo.
El papá de los perritos se llama “El Pri”; le puse así pues cuando cachorro se miraba noble, humilde, servicial, atento a mis necesidades, guardían, bravo, educado y hasta gracioso.
¿Quién iba a pensar que años después se convirtiría en un perro mañoso, cómodo, desleal, servil, altanero, marrullero y celoso? nada más quería estar en casa comiendo a mis costillas sin trabajar.
Pensé que al nacer sus primeros hijos lo iban a desbancar, para mi sorpresa los cachorros se unieron al “Pri”, es decir, a su papá y hoy me sacan bastante dinero para sus croquetas; no tienen llenadera, y si les quiero racionar el alimento, el perro me pela los dientes o me gruñe; otras veces me lanza la pelota para hacerme creer que está jugando conmigo (y sí lo está. ).
De aquellos canes que nacieron de la misma perra y que no se unieron a sus hermanos de raza ya casi no existen; algunos débiles y moribundos deambulan por las calles y otros desaparecieron.
Hay otros que ahora buscan dónde comer bien pues extrañan las buenas carnes que saborearon hace tiempo.
Hoy la perra amenaza con tener nuevos perritos, es decir, bocas nuevas que alimentar como si no fueran suficientes las panzas que hoy en día tenemos que llenar.
Nuevos partidos políticos se quieren crear para alimentarse del jugoso y suculento erario,.- todo sea por no trabajar.
El peje, quiere una cachorrita, la llamará “morena”; Manuel Espino, alias el tornasol, porque a veces es azúl, otras tricolor, a veces verde, bueno ese quiere otro perrito.
Hay por ahí otros más que buscan la chuleta del financiamiento que se dá a los nuevos partidos, sus nuevos perros.
Estos perritos buscarán sus propios huesos y hoy se ponen a ladrar afuera del congreso, en el senado, en los medios y hasta en las calles.
Quieren los bisteces millonarios que les dan a cada partido con registro por “representar a todas las voces del país”.
La perra y flaca democracia de México amenaza con parirlos y a nosotros nos tocará alimentarlos; ¿para qué? si al final aunque sean de otra raza se unifican en manada y hasta desconocen a sus amos quienes les dan de comer. Unos nos muerden la mano y otros casi nos la arrancan.
Yo veo que la estrategia del “Pri”, mi perro en casa, será juntar a todos esos cachorros que serán paridos, negociar con ellos, hacer alianzas y ya en el poder cuchilearlos contra nosotros cuidandose cada tres y seis años para fingir un movimiento de cola, una ligera lamida para después clavar el diente por muchos años más.
De nosotros depende que nos nos ganen los canes para que no piensen más que siempre seremos su gatos.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.