Terrible calamidad la que está pasando mi amigo; hasta su esposa está decidida a divorciarse si él no acepta las condiciones de “las Nachas”.
Así es, la mujeres que le ayudan a su esposa en el hogar, Carmen Ignacia y María Ignacia, ya no quieren ir a trabajar pues ya supieron de la reforma laboral y se avivaron cuando leyeron que a partir de su autorización a todos los trabajadores se les dará un contrato, servicio médico, prestaciones de acuerdo al tiempo trabajado y finiquito en caso de despido. Las Ignacias ahora quieren un contrato por un año, que la hora pase de siete pesos a como se las pagan ahora a veinte pesos, ya se dieron cuenta que una dama de abolengo podrá vivir sin Internet, sin celular, sin vacaciones y hasta sin viejo, pero sin domésticas y carro del año ¡nunca!
Mi amigo se puso a hacer cuentas y concluyó que estas santas señoras trabajan en su hogar ¡diez horas diarias! lo que representaría doscientos pesos al día por cada una, cuatrocientos diarios por seis días equivalen a dos mil cuatrocientos por semana. Fíjate, qué suave.-diría Manolín.- y no los cuatrocientos cincuenta que les dá a cada una por toda la semana. Aparte el Seguro, aguinaldo proporcional y uno que otro préstamo en julio para útiles de los muchachos.
Haciendo gala de su hombría dijo a su mujer que las despediría y que ella hiciera los deberes del hogar, al fin que ni trabajaba; ofendida la dama le dijo que entonces ¿quién llevaría a los niños a la escuela, quién los recogería, qué pasaría con su gimnasio, su manicure y su pedicure y además quienes serían sus confidentes en sus horas de solaz esparcimiento sin la “Nachas”?.
Por lo que le puso un ultimátum.-si se van “mis Nachas”, me voy yo-.
Hoy mi amigo no sabe si quedarse sin sus Nachas, lo cierto es que si la reforma laboral se aprueba entonces ya desde un plomero, albañil, mujeres para el aseo y otros oficios se podrán cobrar por hora y no por jornada, lo que obligaría a los patrones a pagar más pues siempre habrá cosas qué reparar en las casas y más aún en las fábricas.
Si jugamos a que por el desempleo los trabajadores de oficios agarrarán lo que caiga, no vaya a ser que la cosa sea al revés y que la demanda sea mayor a la oferta porque entonces tendremos que desembolsar más.
Si los trabajadores saben jugar en equipo y con astucia lo podrán hacer, tal y como pasa en los mercados, vaya usted a cuatro o cinco puestos de la Alianza o el mercado de Abastos y verá que los precios de las frutas son homologados; si lo duda, ahora que viene el Día de Muertos pregunte por el precio de la flor y verá que dondequiera se lo van a dar igual pues la demanda es mayor a la oferta por eso sube el precio.
Lo cierto es que como las Ignacias saben de la extrema necesidad de sus patrones pedirán más beneficios al fin que en estos días es tan difícil conseguir una doméstica de confianza, por lo que las que hay deberán cuidarse como oro molido.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.