¡Llegó la hora...!
Llegó la hora , Enrique, de sepultar los discursos y revivir las acciones.
Ahora que tomes posesión debes tener en cuenta que tus decisiones ya no serán personales sino las que lleven a este país a su histórico progreso, tantas veces prometido, o a su total derrota.
Tú no eres el país, serás el estratega, el pensante, el ejecutivo y con ello dejarás en claro a millones de electores que no votaron por ti, que se equivocaron, o caso contrario, lo que sería de consecuencias dramáticas, que al omitir su voto, acertaron.
Mira por todos los pobres del país con programas sin coyotaje, gobernadores lenones o inducciones partidistas que al final lo que reciben los pobres es gracias al esfuerzo de todos los mexicanos y no de políticos que medran con el hambre y la necesidad. Mira también por otros aún más pobres: los indígenas.
Busca aplicar justicia sin ver colores; quehacer constante será la aplicación de la ley y la búsqueda incesante de que ésta no sea burlada.
A ti, Enrique, te toca demostrar que el PRI en verdad es otro y que tú serás el Presidente y no tu sombra. Que harás hasta lo imposible por rodearte de los que más saben, no de los que más cobran sin saber.
La República espera no sólo al hombre sino al alquimista que sepa equilibrar la riqueza para la mayoría de los mexicanos y no sólo para unos cuantos.
En educación no inicies una discusión bizantina con la maestra, ya que perderás otros preciosos seis años de tu vida, ordena la revisión de cuentas no sólo del SNTE, sino de Pemex, CFE, IMSS y otros tantos líderes; conviértete en el Eliot Ness para esos intocables, saca a los aviadores, exige a los Estados cumplan con la parte que les toca, elimina los vicios y las simulaciones; no pactes, porque la autoridad debe ser única, nunca compartida, sólo pacta aquél que es débil y no conoce la fuerza de la legalidad.
Los que menos ganan, los trabajadores que han hecho ricos a muchos empresarios, esperan no un salario mínimo sino el justo a lo que hacen y con lo que sus familias vivan mejor.
Revisa y ve que ya son muchos los muertos y que una guerra fallida debe acabar; retoma la idea pero con mejores estrategias porque lo malo se va pero la maldición queda.
Sé objetivo, no vanidoso, porque habrá quienes alimenten tu egoísmo en haras de seguir a tu lado gozando de tu gloria o viviendo a costa de tus fracasos.
Nunca veas hacia atrás si ello te avergüenza, al contrario siempre recuerda que tendrás tan sólo 72 meses para cumplir lo que ofreciste, por lo que no te puedes entretener en cosas sin importancia como montar a caballo, largas giras, prolongadas comidas, juegos de golf y estar explicando lo que ya fue un error.
No pienses que como ya eres, todo caminará como reloj, al contrario, date cuenta que el reloj que te dejaron lleva muchas décadas de atraso y no se le puede terminar la cuerda.
Cíñete la banda presidencial que es tan sólo el símbolo de un legado pero ciñe tu palabra a los corruptos de que ya no podrá ser más éste el país de la impunidad y la corrupción.
Defiende a la nación como lo hiciera Juárez y no como los canallas fusilados en el cerro de Las Campanas.
Jurarás cumplir y hacer cumplir la Constitución ¡pues cumple y hazla cumplir!
No uses, como Fox, voceros, saltimbanquis, arlequines y bufones para que nos traten de explicar lo que quisiste decir, hazlo tú, pues el pueblo quiere oír a su pastor y no a las ovejas del rebaño.
Limita canonjías, salarios de burla, dietas, apoyos que para gestión y demás conceptos que sólo sirven para engordar las panzas y carteras de los diputados y senadores que no abonan en la celeridad al proceso político.
No elimines cien plurinominales, ¡quítalos a todos! y te llenarás de aplausos.
Impulsa una reforma penal pues la actual es obsoleta y está ya rebasada, además de muy manoseada por funcionarios que han sabido sacarle provecho.
Por último, Enrique, en tu campaña empeñaste tu palabra, tu palabra no nos sirve, mejor ofrécenos los hechos.
Miguel Gerardo Rivera,
Gómez Palacio, Durango.
