El nuevo gabinete
El nuevo gabinete del Gobierno Federal, me parece, si no compuesto por lo mejor de México en cuanto a servidores públicos, sí es, con mucho, mejor que el de Felipe Calderón, el que no supo, no pudo y no quiso hacer un trabajo siquiera medianamente aceptable. Fue un desastre para México, de ello no cabe la menor duda. La terrible odisea que el pueblo padeció durante estos seis años, que hoy culminan, irá desvaneciéndose paulatinamente, mientras los titulares de todas las dependencias encuentran su acomodo. Hay esperanzas de eso y más. El PRI tratará de encontrar en el presente lo que contenía en el pasado, y con ese material construir un nuevo estilo de gobierno, tampoco hay duda de ello porque las intenciones de ese instituto político serán la de dar prioridad a afianzarse con un mejor desempeño, para este sexenio y los venideros.
Sus cuatro pilares de antaño eran: 1.- El corporativismo sindical con la CTM como base fundamental; 2.- El control del campo mediante una CNC que en los últimos decenios perdió sus perfiles primigenios y se convirtió paso a paso en un instrumento que favoreció ya no al campesino sino al agroindustrial, contraviniendo sus propios intereses de grupos aportadores de sufragios y los del propio partido; 3.- La CNOP que aglutinaba a la Iniciativa Privada mayoritaria; emprendedores pequeños y medianos, de todo tipo de negocios englobados en una decena de cámaras comerciales, industriales, agrícolas y de otras índoles; 4.- Los muy ricos, los grandes empresarios y las trasnacionales, siempre en antaño fieles al presidencialismo y al PRI. Con la llegada del PAN, desataron el nudo gordiano que los vinculaba al PRI y se tornaron en los verdaderos dueños de México, quitando y poniendo a los presidentes en Los Pinos, para que sirvieran en absoluto a sus intereses particulares. Estos cuatro sostenes son los que el nuevo gobierno intentará retomar.
Tres personajes del nuevo gabinete, porque los conozco, me parecen piedras en el zapato del gobierno de Peña Nieto: Rosario Robles, Emilio Chuayffet Chemor y Enrique Martínez. Pero aún así, con sus debilidades, vicios y corruptelas del conocimiento público, son infinitamente mejores que los que Felipe Calderón mantuvo como visires de la ineptitud y corrupción. En fin, a pesar de lo anterior, estoy seguro que tendremos en el sexenio que hoy comienza, un estadio promisorio en el que encontraremos mayores y mejores oportunidades para todos los mexicanos.
Ayer en Torreón y en la meseta purépecha se leyeron semblanzas y se rindió homenaje a dos luchadores sociales. Aquí a José Santos Valdés y en Michoacán a Juan Chávez Alonso; referentes indiscutibles de las luchas sociales de quienes menos tienen, para contrarrestar al Estado opresor y corruptor. A ellos mi reconocimiento y admiración. Honor a quienes honor merecen. O ¿usted qué opina, apreciable lector?.
Augusto Hugo Peña
ciudadano de Torreón
