El PAN vive días negros desde el 1 de julio pasado, cuando cayó al tercer lugar en la preferencia electoral y hoy le da la espalda gran parte de sus militantes, incluido Vicente Fox. También fue derribado en Campeche el busto de Juan Camilo Mouriño, a quien Calderón otorgó calidad de héroe nacional por el solo hecho de ser su amigo.
El líder panista, Gustavo Madero, afirmó en días recientes que su partido podría perder la mitad de sus afiliados porque no ratificarían su militancia quienes arribaron al gobierno calderonista en busca de puestos burocráticos.
Es decir, se colgó de Acción Nacional una turba de chambistas sin convicción política y hoy buscan, desesperados, seguir en el gobierno federal y hasta son capaces de declararse priistas.
En la historia del PAN destacará la mancha oscura de Vicente Fox, quien después de ser postulado y erigido presidente de la república por ese partido propuso “cerrar filas” en torno a quien en su momento era candidato priísta, Enrique Peña Nieto, a fin de “alcanzar la unidad”.
En por lo menos tres ocasiones se declaró Fox partidario del hoy primer mandatario, quien agradeció ese apoyo, pero algunas figuras del PAN despotrican aún contra el guanajuatense y demandaron su expulsión del partido. No tendrán que hacerlo porque el exmandatario de las botas y las tepocatas se abstuvo de ratificar su militancia y con esto tiró la camiseta blanquiazul a las cañerías.
Fox adelantó su desdén por la reafiliación y validó, dado que el plazo para ello terminó a las 17 horas del viernes pasado. Quienes no cumplieron ese requisito serán borrados del padrón panista —se supone— y, como lo pronosticó Gustavo Madero, tal vez quedó fuera más de la mitad de los presuntos panistas.
Felipe Calderón llegó a la sede del PAN sólo a manifestar que sigue como miembro activo. Pero fue uno más y nadie de su dirigencia le tiró una florecita. Debió sentirse en el desierto por causar tanto daño a su organización.
El PAN puede verse en un predicamento porque perderá su registro al no demostrar una militancia de al menos 200 mil individuos. A ese punto ha caído el partido azul.
AFECTA AL PAN, ASIMISMO, que en Campeche haya caído por tierra el busto del nacido en Madrid, Juan Camilo Mouriño, a quien Felipe Calderón ayudó a obtener siete millonarios contratos de Pemex y además lo erigió secretario de Gobernación.
Mouriño murió el 4 de noviembre de 2008, al estrellarse el avión en que viajaba de San Luis Potosí al Distrito Federal. Ha cobrado fuerza la versión de que el hispano nacionalizado mexicano piloteaba la aeronave accidentada entre el Periférico y Paseo de la Reforma.
Calderón se conmovió hasta las lágrimas por ese deceso y ordenó honores militares a Mouriño en el Campo Marte, habiendo colocado una fotografía de gran tamaño junto al féretro del inmolado. Diputados, senadores y dirigentes de partidos guardaron silencio por semejante distinción y acaso dijeron en voz baja que, en el escaso tiempo de Mouriño en Gobernación, su labor no fue relevante y mucho menos merecía el trato de héroe.
Así ejerció Calderón el autoritarismo, el cual le criticaba al PRI. Pero la gente del pueblo no olvida y la estatua del español, colocada en el Paseo de los Héroes de Campeche, cayó por tierra la semana pasada. La derribó el Frente Campesino Independiente, dirigido por Luis Antonio Che Cu.
Quizá algún día también sea derribada la grotesca Estela de Luz, construida a un costo de mil 300 millones de pesos en Paseo de la Reforma, bajo la dirección de Alonso Lujambio, otro héroe de Calderón.
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