Como periodista da pena reconocerlo, pero los medios de comunicación, en especial Televisa y TV Azteca, han sido los grandes perdedores de esta campaña presidencial.
El saldo es evidente: los medios no han sido capaces de difundir con certidumbre, transparencia y espíritu crítico las actividades de los candidatos y sus partidos en la contienda del 2012.
El desgano e incomodidad de la sociedad se percibía desde el arranque de las campañas, pero los medios tradicionales no tuvieron la audacia para investigar y menos para divulgar sus causas.
Fueron las redes sociales, con todo y sus excesos y tendencias, quienes a lo largo de estos meses expresaron más claramente sus críticas hacia los aspirantes presidenciales y sus partidos.
Pero nadie les hizo caso hasta que llegó la protesta airada de los estudiantes de la Ibero en contra del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, y posteriormente contra las cadenas televisivas lo que dio origen a la llamada "primavera mexicana".
En sólo tres semanas -desde el 11 de mayo al día de hoy-han pasado muchas cosas, algunas asombrosas, otras inesperadas, pero todas necesarias para ensanchar los caminos de la democracia en México que parecían regresar a los tiempos de la cerrazón.
Cuán equivocados estaban quienes pensaban que sería una elección rutinaria y hasta cierto punto aburrida porque aparentemente el PRI y Peña Nieto tenían el triunfo en la bolsa.
Las últimas encuestas siguen mostrando una ventaja a favor del candidato priista, pero la distancia se redujo entre 4 y 10 puntos -dependiendo del estudio-al tiempo que ha crecido el número de votantes indecisos.
El exagerado seguimiento de las encuestas ha sido otra de las pifias de algunos medios y comunicadores nacionales al acentuar sus resultados y desdeñar el análisis objetivo de las propuestas de los candidatos presidenciales.
Es como si un cronista de beisbol se dedicara a mencionar minuto a minuto el marcador del partido, pero olvidando reseñar las buenas jugadas y estrategias de los equipos.
Gracias a la "primavera mexicana" se han registrado los siguientes avances en la vida política del país.
De entrada los jóvenes regresaron a la arena ciudadana y ahora tienen un lugar privilegiado en los medios masivos cuando meses atrás nadie se acordaba de ellos.
Asimismo los cuatro candidatos presidenciales reciben un trato más parejo. Basta citar el caso de Andrés Manuel López Obrador, aborrecido por muchos medios. El lunes lo entrevistó Joaquin López Dóriga, en Radio Fórmula; el martes fue el invitado especial de Ricardo Salinas Pliego, en Cancún; y la semana entrante será el visitante estrella del programa Tercer Grado de Televisa.
Lo mismo ocurrió en la reunión del Movimiento por la Paz que encabeza Javier Sicilia. Los cuatro candidatos recibieron el mismo tiempo y trato, por cierto poco amable por parte del poeta salvo su tradicional besuqueo de bienvenida que esquivó Andrés Manuel, el de la república amorosa.
La irrupción estudiantil consiguió además la transmisión del debate presidencial del próximo 10 de junio por los canales principales de los emporios televisivos, es decir el 2 de Televisa y el 13 de TV Azteca cuando semanas atrás se quejaban de que este evento carecía de interés para los televidentes y por ende su "rating" sería muy bajo.
Muy probablemente vendrán más eventos de trascendencia, incluyendo una posible alianza de último momento entre Josefina Vázquez Mota y AMLO, así como el anuncio de la licitación de la ansiada tercera cadena de televisión por parte del presidente Felipe Calderón.
Hay desde luego riesgos inherentes a este súbito despertar democrático del movimiento #YoSoy132. Uno de ellos se refiere a que las protestas deriven en actos violentos como ocurrió con los maestros disidentes en su reciente manifestación en Televisa Chapultepec.
México ha sufrido demasiado con la sangre derramada en estos seis años de guerra contra el narco como para que surja otra oleada de violencia política similar a la de 1994.
Pero el mayor peligro de la "primavera mexicana" será que los políticos -hábiles como son para la manipulación-la conviertan en un movimiento efímero inspirados en la frase de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, quien escribió en su novela Gatopardo que "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". O dicho al estilo mexicano: "hagamos que todo cambie para seguir todos igual" como en buena medida ocurrió en los últimos doce años. No lo permitamos en esta ocasión, gane quien gane la Presidencia de la República.
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