Fue la 'noche triste' de Josefina
Es la "noche triste" de Josefina Vázquez Mota en el PAN, a donde llega a las 20:00 horas, con los ojos hinchados y rojos, por el llanto de la derrota, dolor en que la acompaña su familia.
Esa sede del partido en el poder fue una zona de devastación, desolada, con el patio vacío, a donde sólo han llegado integrantes del equipo, y liderazgos que ahora ya aparecieron, y todavía han de esperar el conteo de daños en el Congreso y los estados.
Del área de oficinas al auditorio "Manuel Gómez Morín", camina la madre de la candidata presidencial, doña Josefina Mota. Va tranquila y cansada. La abrazan y dicen palabras de solidaridad.
Dolores del Río, uno de los brazos de la candidata en la campaña, camina sin consuelo con los ojos húmedos y entra al auditorio, donde Josefina Vázquez Mota dirá su mensaje de aceptación de la derrota -"las tendencias todavía no me favorecen", es la frase de rigor-, y donde todavía hay sillones blancos y mesas para cóctel, una fiesta que abortó en la tarde. En el traspatio fue arrumbada parte de sillones y mesas. El edificio es un depósito de depresión.
El presídium está sombrío, por las caras largas de casi 40 liderazgos. Al lado derecho de la candidata, su coordinador de campaña, Roberto Gil, con cara de dolor y rabia y a su izquierda, el presidente del PAN, Gustavo Madero, con gesto amargo, más parecido al mártir de la democracia, Francisco I. Madero.
La foto del desastre la integran el senador electo, Ernesto Cordero; Santiago Creel, único en ese mural del fracaso sin gesto descompuesto, el dirigente que más acompañó a la candidata, en una campaña sin soporte político ni organizativo. Juan Manuel Oliva, responsable de Elecciones parece sepulturero. Vázquez Mota dedica palabras a los jóvenes con tonos de tristeza y dolor. Muy conmovida les señala que "no tienen permiso para la desesperanza". Sus ojos están secos. Ya no hay lágrimas qué derramar, ni cuando a las 20:42 horas anuncia que respetará los resultados y aunque agradece a todos los que la han acompañado, ni una frase dedica al presidente Felipe Calderón. Y cuando dice que la democracia necesita demócratas, abre su nuevo camino. Y lo proclama: Será vigilante del nuevo gobierno. "Estaré activa", con el liderazgo, la fuerza y el poder, que, dice, gané en las urnas. Esto, afirma, no fue el final, sino el principio.