¡Fuego!

Lunes por la mañana. Te levantas de tu cama y sientes que se ha incrementado la sensación de comezón que sentiste en los labios todo el fin de semana, incluso notas un fuerte ardor. ¿Qué pasa? Te miras al espejo y ahí está... uno de los llamados ‘fuegos labiales’, cuyo nombre real es herpes labial, un nombre que en realidad ‘espanta’ por tener como protagonista el virus del herpes, pero que en realidad no puede provocar gran daño en las personas.

“El herpes labial es una infección de labios, boca, encías ocasionada por el virus del herpes simple”, así lo afirma el doctor Nicolás Yarahuán, especialista en Dermatología. “La infección provoca ampollas pequeñas, que son dolorosas, sin embargo es una enfermedad muy común”.

Así inicia

Cuando el herpes labial ataca por primera vez al organismo, se tiene una ‘primoinfección herpética’, es decir una fase que implica fiebre y malestar general, pues el cuerpo está tratando de controlar el virus. “Por lo regular, los niños de hasta 5 años de edad son muy propensos a contagiarse con el virus del herpes simple. El contagio por lo general se realiza a través de la saliva de familiares que están infectados. El niño tiene fiebre, la boca completamente llena de llagas y los ganglios del cuello aumentados, pues su cuerpo está reaccionando al virus”, explica el doctor.

Hay personas que confunden a esta enfermedad con el contagio por cándida, lo que comúnmente llaman ‘algodoncillo’. Sin embargo, la cándida es un hongo, que está presente en la mayoría de los objetos que tocamos, por lo cual su evolución, síntomas y tratamiento son diferentes.

“A partir de que tenemos la primoinfección herpética, ya no tenemos ese tipo de infección tan intensa. Pueden aparecer ‘fueguitos’ pequeños o llaguitas dentro de la boca, pero son ligeras, sin embargo el virus permanece ahí toda la vida y puede desencadenarse por diversos eventos, como la menstruación, el estrés, o cualquier otro factor que baje las defensas del organismo”.

El brote

El brote del herpes generalmente implica: comezón, ardor, aumento en la sensibilidad o sensación de hormigueo. Después aparecen las ampollas o vesículas pequeñas que contienen un líquido claro amarillento. Puede tratarse de ampollas en un área de la piel enrojecida levantada y dolorosa, ampollas que se forman, se rompen y drenan; costras amarillas que se desprenden y revelan la piel rosada que cicatriza, o bien varias ampollas pequeñas que emergen para formar una ampolla más grande.

“Si yo tengo una ampolla y no tengo molestia, aunque me dure 7 días o más, es muy probable que no sea herpes. La mayoría de las personas que tiene herpes labial empiezan con comezón, ardor o molestia, porque el herpes es un virus neurotrópico, que ataca los nervios. Si tengo una ampolla y tuve manifestaciones de este tipo, es probable que sea herpes”, explica el doctor.

Tratamiento

Una vez que aparece la ampolla ocasionada por el herpes labial, es difícil detener su evolución. “Es importante que la persona tenga en cuenta 3 aspectos: ardor, comezón y sensibilidad en la piel. Si tiene alguno de estos síntomas, puede atacar el brote antes de que aparezca, aplicando una crema que contenga aciclovir o valaciclovir cada hora en el área sensible, o bien con un medicamento vía oral”.

Si la persona permite que el brote ‘emerja’, la aplicación de las cremas sólo disminuirá los días de su evolución. “Si son 8 días, disminuirá a 6 días, por eso es importante la prevención”.

Gravedad

El herpes labial no implica un riesgo para la persona afectada, sin embargo hay que solicitar asistencia médica en estos casos:

Síntomas de herpes labial que sean graves o que no desaparezcan después de 2 semanas.

Lesiones cerca de los ojos.

Síntomas de herpes con un sistema inmunitario debilitado por una enfermedad o medicamentos.

“Si el herpes se mete a la conjuntiva, hay riesgo de ceguera. Otro riesgo es si una persona inmunodeprimida se contagia con herpes, pues el virus se puede extender y llevar a la persona hasta la muerte”, finaliza el doctor.