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Fuera de lugar

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

La semana pasada el candidato de PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, apareció en el programa de televisión de Televisa "Tercer Grado", donde participan en una mesa periodistas pertenecientes a medios importantes de la ciudad de México.

Antier, siete días después de la presentación del priista, en el mismo espacio televiso se dedicaron quienes participaron en ambas sesiones a expresar su parecer de la charla que se tuvo con el abanderado del partido tricolor.

Es preciso señalar que quien esto escribe apenas vio el inicio del dichoso programa, por lo que estoy impedido dar mi opinión al respecto, pero sin duda me sorprendió sobremanera escuchar casi un consenso entre los panelistas de antenoche, que Enrique Peña Nieto se había presentado ante ellos con una preparación previa rigurosa, donde su objetivo era navegar a través de la duración del mismo, con una estrategia clara que a cada pregunta que se le hacía -éste apegándose a su guión preestablecido- se tomaba el máximo tiempo posible en las respuestas, con el claro fin de agotar el tiempo en el que duraría el encuentro. No importaba si las respuestas tenían un real sustento, el fin era hacer uso de una hueca retórica para impedir dejar espacio suficiente para ser nuevamente cuestionado.

De la misma manera, Enrique Peña Nieto acudió el martes pasado a la reunión de los consejeros regionales de BBVA-Bancomer en la ciudad de México a presentar su plataforma política. A ese foro fueron convocados con él, los otros tres candidatos a la Presidencia para que dentro del mismo formato para todos, tuviese un espacio de quince minutos para presentar su plataforma, para luego abrir un intervalo de media hora para contestar preguntas elaboradas por miembros del auditorio presente a través de un mecanismo de correo electrónico; moderaba la reunión el politólogo Carlos Elizondo.

Gabriel Quadri del Partido Nueva Alianza fue el primero de los candidatos en hacer su exposición, que en realidad resultó sólida. El problema con este candidato es que es un testaferro de la maestra Elba Esther Gordillo. Hasta antes de que se le cuestionara su relación con la presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, Quadri había logrado mantener la atención y cierto grado de aceptación de quienes lo escuchaban, su postura era hasta entonces sólida, pero su relación con el partido político propiedad de Gordillo hizo imposible que su remate fuera tan bueno con su inicio. Al final el candidato del Panal causó una buena impresión, pero el origen de su candidatura lo descalificaba.

Josefina Vázquez Mota tuvo un clima más favorable. Reunida en ese sitio con personas de un perfil obviamente de derecha, Vázquez Mota encontró un clima favorable que ella supo potenciar. Su discurso fue a modo para un público que quiere escuchar que habrá certidumbre económica en el país y caminó al final entre aclamaciones; estaba entre su público.

Andrés Manuel López Obrador no aceptó participar en este encuentro. Igual que hace seis años, el candidato de las izquierdas rechazó presentarse ante este escenario. Quizá calcula que es contra el sentido de su mensaje social el que se preste a sostener un diálogo con clientes de un banco, pero también hay decirlo, López será el candidato honesto y reivindicador, pero es también un político que no cuenta con un bagaje cultural sólido, particularmente en el ramo económico, dice muchas cosas que no cuadran a las matemáticas económicas, tal vez eso fue lo que hizo rehuir a esa invitación, por segunda vez.

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la intervención del priista. Cuando ocupó su tiempo de quince minutos para presentar su propuesta general, Peña Nieto apenas si se atrevió a hacer propuestas específicas. Si acaso hizo referencia que mantendría el equilibrio macroeconómico de México, que la Policía Federal la aumentaría de 36 mil elementos que actualmente la conforman a 50 mil, y a un tibio y difuso compromiso con las reformas estructurales; el exgobernador del Estado de México optó por recurrir a meros sofismas, en aras de no comprometerse.

Esto se tornó peor a la hora de las preguntas que tenía el doble de tiempo que para su exposición. Ahí fue cuando el puntero de las encuestas se descaró. Ante preguntas puntuales, el candidato optaba por respuestas abstractas, largas y tediosas, pero nada en concreto. Por más que el moderador lo interpelaba para pedirle que concretizara sus conceptos, Peña continuó en su misma línea.

La sensación que dejó el probable próximo presidente de México fue de mal sabor de boca. Enrique Peña Nieto nuevamente se apegó al guión de siempre: hablar y hablar sin decir nada, pero quizá olvidaba que estaba en una reunión que goza por su condición de cierto nivel cultural, y que no merece que un político intente verles la cara de idiota con un discurso acartonado y eludiendo las respuestas que se buscaban.

Tal vez nada impida que el PRI regrese a Los Pinos, pero da coraje que su candidato responda vaguedades en todos lados, despreciando la inteligencia de muchos quienes lo escuchan, como lo hizo el martes pasado, donde mostró que el señor estaba fuera de lugar.

Eirazoqui@

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