El alguacil de Arizona, conocido nacionalmente por su posición dura contra la inmigración ilegal, subió ayer martes al banquillo de los testigos y enfrentó acusaciones de que sus conocidas redadas equivalen a discriminación racial contra los hispanos.
El alguacil del condado de Maricopa, Joe Arpaio, quien testificó a su favor en el juicio civil en su contra, respondió a una pregunta relacionada a una declaración en la que él se refirió como "sucios" a los inmigrantes que entran sin permiso en el país.
Según Arpaio, era necesario el contexto debido para entender esa declaración, y aseguró que si alguien cruza la frontera a pie durante cuatro días por el desierto, esa persona "podría estar sucia. Ese es el contexto en el que utilicé la palabra" .
Arpaio no exhibió su bravuconería típica durante el interrogatorio de los abogados de los demandantes, quienes afirman que las políticas del jefe policial son discriminatorias. Arpaio señaló que andaba agripado y tenía que hablar en voz baja, al tiempo que se limpió la garganta en varias ocasiones.
Los demandantes afirman que la oficina de Arpaio se ha centrado desproporcionadamente en los hispanos en los patrullajes y lo acusaron de efectuar redadas con base en mensajes electrónicos y cartas en los que no se denunciaban delitos, sino en los que se afirmaba que "personas de piel morena" se congregaban en un área específica o hablaban español.
Un grupo de latinos que dicen haber sufrido discriminación presentaron la demanda contra Arpaio, quien obliga a que los presidiarios a dormir en tiendas de campaña y escribió una autobiografía titulada "America's Toughest Sheriff" ("El Alguacil más Duro de Estados Unidos").
Arpaio ha negado las acusaciones de encasillamiento racial y ayer dijo: "No arrestamos personas por el color de su piel" . Durante las barridas en las que se centra el caso, agentes de la oficina del alguacil ocupan un área de la ciudad durante varios días para buscar a violadores de leyes de tránsito y arrestar a otros infractores de la ley.