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FUTBOL Y ELECCIONES; ¿EN QUÉ SE PARECEN?

JUAN MARTÍNEZ VELOZ

El futbol y la política son dos actividades muy importantes en el ser humano, aunque tienen sus diferencias en cuanto a objetivos, igualmente poseen semejanzas. En ambos casos se trata de empresas colectivas y existe una competencia; para ocupar un cargo público en el caso de la política y por ganar con goles al adversario y lograr campeonatos en el futbol.

El futbol es hoy en día el deporte más popular en México, algunos comentaristas lo llaman "el deporte más hermoso del mundo". Este juego y negocio al mismo tiempo, comprende una enorme red de infraestructura; jugadores, propietarios de equipos, estadios, entrenadores, árbitros, promotores, medios de comunicación y lo más importante, la afición.

La actividad electoral del Estado es algo similar; abarca una gran red de actores e instituciones en la que participan; partidos políticos, candidatos, árbitros (el IFE y el TEPJF), dinero (financiamiento electoral), medios de comunicación y ciudadanos (los electores).

Dado que se trata de actividades colectivas donde se trata de ganar al adversario, lo positivo y negativo del futbol puede servir como criterio orientador mutatis mutandi para la política y viceversa.

En comentarios de sobremesa con amigos poníamos el gran ejemplo en diversos aspectos que ha significado el equipo de futbol Santos para los laguneros y para México. Un equipo grande en sus logros (4 campeonatos y varios subcampeonatos) en poco tiempo de vida; representando una ciudad-región relativamente chica en población (grande en historia y personalidad), como es la Comarca Lagunera.

Un conjunto de futbol tan protagonista de una región mediana de provincia no hay en países más avanzados en futbol como Argentina o España.

Otro gran ejemplo lo ha sido la actitud de la directiva santista y de los jugadores de reconocer el triunfo de los adversarios en los pasadas Liguillas controvertidas, donde Santos quedó Subcampeón (contra Toluca, Monterrey y Tigres).

Pese a lo polémico de los arbitrajes, la directiva y los jugadores del Santos siempre aceptaron el resultado del juego. Su compensación fue que la temporada Verano del 2012 lograron el IV campeonato producto del buen futbol y de una gran campaña, pero aparte muchos comentaban previamente al juego final contra Monterrey en el TSM "Santos ya se lo merece".

Este buen ejemplo de Santos (saber perder) debe seguirse en política si se aspira a participar reiteradamente en las contiendas electorales, y es el que debió seguir Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en 2012 para poder seguir jugando en el sistema electoral.

En una contienda se tienen que respetar las reglas (hay recursos y tiempos para impugnarlas) de lo contrario, al no aceptar el resultado electoral se cae en el viejo axioma político "El que veta no queda" es decir, al desconocer el resultado electoral AMLO se está "auto-vetando" asimismo a futuro y pone el mal ejemplo para que tus adversarios hagan lo mismo. ¿Qué tal si el PRI o el PAN desconocieran los resultados electorales del DF, Tabasco y Morelos?

En esta parte, el Santos y AMLO actuaron en forma diferente frente al triunfo del adversario. AMLO debe seguir el buen ejemplo del Santos en Liguillas.

En donde Santos y AMLO se parecen (en negativo) es al final de esta temporada de futbol y de la elección presidencial del 1º. de julio.

El torneo que está terminando fue negativo para Santos; no entraron a la Liguilla, jugaron pésimamente la mayoría de los partidos, salvo dos o tres, sin embargo, el equipo tiene el respeto y cariño de la generosa afición lagunera por sus glorias pasadas.

Al final de la temporada nos enteramos que salen del Santos los grandes guerreros (Benjamín Galindo, Héctor Adomaitis y Héctor López). La afición quiere a esas tres leyendas del futbol lagunero, salvo que ellos quisieran irse, la directiva santista debió hacer todos los esfuerzos posibles para conservarlos. La crisis del Santos viene del interior, no de la afición que siempre les ha respondido.

Igual paso con AMLO y el Frente Progresista. Si bien perdieron la elección presidencial el 1º. de julio, lograron una votación muy respetable del más del 31% del electorado.

La explicación de su derrota no está en los partidos que lo apoyaron ¿por qué otro partido distinto? ni en los tribunales electorales, sino en el voto en 6 estados de la república que inclinó la balanza en la elección presidencial a favor del presidente electo Enrique Peña Nieto.

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