En los tiempos antiguos un gladiador era aquél que peleaba por su vida en el antiguo coliseo romano. Los años pasan, las reglas cambian y cada vez nacen mas guerreros en todo el mundo, pero un gladiador será gladiador por siempre y esto se vive en carne propia en el gimnasio de boxeo "Mapimí" donde guerreros entrenan cada día por un sueño.
Situado en Jacarandas, esta populosa y significativa colonia de Torreón, cerca de Las 5 Esquinas se encuentra el gimnasio de boxeo Mapimí donde al entrar se siente el escalofrío de emoción por la competencia que se vive dentro de esta arena, como también se siente el orgullo al ver a tantos peleadores mexicanos entrenando arduamente con un aparato que mide el tiempo por rounds de 4 minutos con 1 minuto de descanso, el cual al pillar, cada boxeador cambia de entrenamiento, tal como se ve en algunas películas, sólo que aquí, todo es real.
El sonido que retumba en la pared al ver a un niño de 8 años pegándole a la "gobernadora", el entrenamiento físico con pesas, la perilla sonando sin parar, el costal moviéndose de lado a lado, el sonido de la llanta golpeada por un mazo, las cuerdas rozando en el suelo, la sombra moviéndose rápidamente y la pisada firme en la lona de los guerreros listos para representar el entrenamiento ante las luces y los jueces.
Cualquiera con ganas de ser campeón puede hacerlo con sólo diez pesos la sesión, sólo que la competencia es un escalón muy grande como también la fatiga y el cansancio son precursores para aquéllos que no tienen la disciplina para este deporte. Pero esto no es problema, ya que con la ayuda de El "Negro" y "Mapimí" se siguen creando campeones en esta casa del boxeo como lo es para El "Veneno" Rubio que actualmente se encuentra entrenando aquí, pero a este gladiador no se le ve como alguien especial, ahí se le trata a todos por igual, como boxeadores, como guerreros, como personas tras un sueño.
Al igual que un hombre se convierte en un guerrero, también una bella dama lo es, no sólo por su sufrimiento natural ante un parto, ni por el arduo trabajo de cada día, sino porque también hay mujeres guerreras en el ámbito de la pelea. Las guerreras femeniles que se encuentran entrenando cada día, tan fuertes como cualquier boxeador, con su belleza y su forma estética de golpear fuerte y acertadamente, es otro detalle más para enorgullecerse de este país, todas estas personas en concentración con una visión futurista y ganadora.
Cada respiración que se escucha a la par de los golpes, cada gota de sudor que cae al suelo, es una buena señal para el gimnasio de que en ese lugar se están construyendo campeones con ambición de victoria y con corazones llenos de esperanza, éste es el lugar que sirve de rescate para todos aquellos jóvenes que quieren luchar por una vida mejor sin violencia alguna, contando con valores y disciplina no sólo para el deporte sino para la vida diaria.
Éste es mi veredicto de este gran gimnasio, pero hace falta de la experiencia propia para vivirlo, jóvenes como yo necesitamos lugares como éste para el progreso de este gran pueblo, llenando de orgullo y esperanza a esta sociedad asustada por el crimen, luchemos en paz por un lugar mejor, apoyándonos como lo hace el gimnasio de boxeo Mapimí sacando los gladiadores dentro de nosotros, los mexicanos
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