Gran reto: extracción en aguas profundas
Como en la imagen clásica del iceberg, gran parte de la riqueza petrolera del país yace bajo la superficie marina: Pemex calcula en 29 mil 500 millones de barriles de crudo equivalente (50% del total de recursos prospectivos) la abundancia de oro negro en aguas profundas.
La paraestatal confirmó el hallazgo del primer gran yacimiento en aguas profundas en el Golfo de México: el pozo Trión 1, que podría aportar reservas por hasta 500 millones de barrilles, un tercio de su producción anual de crudo. Rescatar ese "tesoro" bajo el mar conlleva enormes retos técnicos (además de una alta inversión, de 70 a 150 millones de dólares por cada pozo perforado) que implican el uso de equipos robotizados y plataformas ya no fijas como en aguas someras, sino móviles y flotantes.
"Desde hace por lo menos 6 años Pemex inició estudios prospectivos en aguas profundas del Golfo de México y comenzó a perforar. No es un evento reciente", recuerda el director del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Vinicio Suro Pérez.
El funcionario reconoce el gran reto técnico que implica producir en pozos profundos; pero prevé que en 2015 se estará explotando no sólo ese nuevo yacimiento de crudo, sino también gas en la zona de Lacach (Coatzacoalcos, Veracruz).
A LA VUELTA DE LA ESQUINA El investigador Jorge Luis González, del Instituto Politécnico Nacional, coincide que este tipo de trabajo en aguas profundas podrá ejecutarse en pocos años. "Tenemos un alto grado de asimilación que permitiría el desarrollo de tecnologías para exploración en aguas profundas", apunta el académico de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas.
A diferencia de la producción en aguas someras (en México menos de 400-500 metros entre la superficie y el fondo marino), la que se realiza a mayores profundidades, a 2 mil o 3 mil metros, enfrenta condiciones adversas como las bajas temperaturas y presiones del agua; la salinidad, las corrientes marítimas y la formación de sedimentos en el lecho marino. Por ello, tanto los equipos de perforación como las tuberías para conducir crudo a las plataformas (risers y umbilicales) deben reunir cualidades excepcionales de durabilidad y resistencia a la corrosión, la oxidación o la acción de bacterias, entre otros factores adversos. Asimismo, se precisa de instrumentos para obtener información sísmica (una especie de radiografía) del terreno a explorar. Estas tecnologías fueron desarrolladas en otros países, sobre todo por compañías como la Royal Dutch Shell (Holanda), Exxon Mobil (EU) y British Petroleum (Reino Unido), cuya plataforma Deep Horizon sufrió el grave accidente que causó el derrame petrolero y el desastre ecológico en el Golfo en 2010. Desde 1984, el IMP -brazo tecnológico de Pemex- adoptó con apoyo de la empresa diversas medidas para acceder a esos equipos con la asesoría y copatrocinio de empresas. Y desde 2003 arrancó el Programa de Investigación y Desarrollo de Tecnología para la Explotación de Hidrocarburos en Aguas Profundas. La estrategia del proyecto contempla, además de la formación de recursos humanos, la asimilación de esas tecnologías en el corto plazo; en el mediano planea desarrollar instrumentos y más tarde realizar investigación propia.
MUCHO MÁS PETRÓLEO La producción en aguas profundas se justifica, según Pemex, por la necesidad de impulsar nuevos proyectos que compensen yacimientos en declinación. La meta es mantener una plataforma de producción de petróleo por encima de los 3 millones de barriles diarios. Más del 50% de esos recursos potenciales se localizan precisamente en la cuenca profunda del Golfo de México, sobre un área de medio millón de kilómetros cuadrados.
