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Guetos en Torreón

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Un signo inequívoco de desconfianza en las autoridades es que los ciudadanos comiencen a buscar alternativas de solución a sus problemas fuera de la ley. Cuando las instituciones gubernamentales no funcionan para atender las demandas más básicas de la ciudadanía, como la seguridad, se crean condiciones propicias para posturas radicales que en lugar de cohesionar a la comunidad, tienden a fragmentarla.

Desde hace por lo menos 10 años hemos visto cómo en Torreón han proliferado en la periferia las colonias residenciales con accesos controlados con el fin de brindar una mayor seguridad a los vecinos. Estos sectores se han convertido en una especie de guetos amurallados, desconectados de la ciudad a la que pertenecen. Como no se confía en la seguridad pública, se recurre a la seguridad privada.

Conforme el fenómeno de la delincuencia ha ido creciendo en la región, las colonias más antiguas, abiertas y conectadas por vías principales y secundarias al resto de la ciudad, han quedado a merced de los criminales, quienes las han azotado con despojo y violencia. Ante la falta de respuesta oportuna de las autoridades, los habitantes de esas colonias han planteado, y ejecutado en algunos casos, el cierre de los accesos a su colonia.

Esta situación se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para la administración municipal del priista Eduardo Olmos. Por una parte su gobierno no ha podido hacer frente a la creciente ola delictiva, y por la otra, la solución que ofrecen los ciudadanos afectados va en contra de la ley, al cerrar calles que son un bien público, no privado.

Hasta ahora, la única estrategia creada por la autoridad local para contrarrestar la inseguridad de estas colonias es el programa Vecino Vigilante, el cual no se ha logrado consolidar. Prueba de ello es que en varias de las colonias que hoy insisten en el cierre de calles tienen ya en operación el programa.

Debido a lo anterior, y si no queremos que Torreón termine convertida en una ciudad de temerosos y desconfiados que prefieren vivir encerrados que inmersos en una comunidad, es necesario que la autoridad local se decida ya a asumir una posición de liderazgo para convencer con hechos contundentes a los ciudadanos afectados por la inseguridad que la salida no es el aislamiento sino la integración. Si no se atiende este problema, luego del cierre de calles los ciudadanos exigirán andar armados.

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