Benedicto XVI en México

Hermana fiesta por el Papa a leoneses

Hermana fiesta por el Papa a leoneses

Hermana fiesta por el Papa a leoneses

Cortesía am.com.mx

Por: Staff a.m.

Al pequeño José Hernández y al arquitecto Gerardo Ramírez los separa un mundo, pero los une una fiesta.

Es la celebración originada por Benedicto XVI. Es el recibimiento afuera del Colegio Miraflores y la oportunidad de escapar por unos minutos al yugo de las clases sociales.

José tiene 12 años y encontró un hueco para colarse al bulevar López Sanabria. No esquivó la seguridad para ver al Santo Padre, sino para pedir dinero, como lo hace muchas veces en la zona del Campestre.

Esta vez necesita 200 pesos, “para completar el recibo de la luz y para comer”, dice indiferente al bullicio.

Pero no puede quedarse quieto mucho tiempo, ni pensar en apartar un lugar en el camellón, como sí lo hacen miles de invitados. “Llevo 57 pesos… me falta mucho”, agrega al sacar las monedas de su pantalón roto.

Falta una hora para que llegue el Papa y mucho tiempo más para pedir el dinero necesario.

“Vivo hasta Las Hilamas y tengo que ayudarle a mi mamá para completar y comer”, dice.

Mientras tanto, el arquitecto Gerardo Ramírez camina con una sus hijas de la mano. La fe lo lleva a ese punto y a suspender el trabajo de forma extraordinaria.

“En las obras que estoy trabajando no iban a dejar entrar a la gente (por los cierres de calles), así que no pudimos trabajar, pero es una fiesta que se da muy pocas veces en la vida”, dice.

Su espera de dos horas para ver al Santo Padre vale la pena por su fe y la de sus hijos. Además se siente en casa, en una zona donde puede saludar a otros padres de familia y a muchos amigos.

“Todo está tranquilo aquí y nos sentimos en familia”, añade. “Sé muy bien que estas ocasiones no se tratan de clases sociales, eso está muy claro”.

Llega un momento, alrededor de las 7:30 de la noche, en que el arquitecto grita y se emociona, feliz y creyente. Son unos segundos en los que el pequeño José Alberto también detiene su paso y observa la calle.

Sin cruzarse nunca, las miradas de ambos se centran en el Santo Padre y por un segundo el fervor los hermana.

“Es muy emocionante ver al Papa aquí tan cerquita”, dice José sonriente.

Momentos de fiesta común, sin diferencias ni distancias, con lágrimas que asoman en los ojos del niño, olvidando el cansancio.

Luego, a volver a la vida normal y a levantar el mundo que los separa.

‘Le pedí vida, le pedí vida’

Las manos cansadas de María del Refugio se sujetaron fuerte de la cuerda con que se delimitaba la valla, segundos antes de ver pasar a Benedicto XVI.

Toda la fuerza de su fe la llevó a intentar levantarse de la silla de ruedas para asomarse entre la multitud y ver al Santo Padre lo más cerca posible.

“Quiero ir (a su recorrido porque) tal vez sea el último Papa que vea”, le habría dicho María del Refugio a su hija Sara hace varias semanas, cuando le pidió que la llevara para ver a Su Santidad pasear por León.

Las poco más de tres horas de espera en el bulevar López Mateos no representaron esfuerzo alguno.

Ni el sol, ni la multitud, ni la sed causaron estragos o molestia alguna en la madre de familia de 86 años, viuda y originaria de León; habitante de toda la vida del barrio de El Coecillo.

“Desde que supimos que venía (a León), me dijo que la trajera a verlo, al Papa Juan Pablo II nunca lo vio”, platicó Sara.

Ayer, desde que despertó, María le preguntó a su hija si de verdad la llevaría a ver al Papa, era como una niña ansiosa por alcanzar su anhelo.

Era tanta su emoción por lo que iba a ocurrir que incluso ayer desayunó más, y por ser Cuaresma su hija le sirvió tortas de papa con licuado.

Al atardecer, cuando eran las 6:17 de la tarde, la espera de María terminó.

Ni la diabetes que padece desde hace 4 décadas y que la postró en esa silla, ni las cataratas que padece en sus ojos desde hace 3 años, impidieron que se estremeciera hasta las lágrimas al ver pasar el vehículo que trasladaba a Benedicto XVI.

“Le pedí vida, le pedí vida”, dijo María enormemente conmovida segundos después de ver pasar finalmente al Sumo Pontífice.

Luego llevó su mano izquierda a su rostro y se soltó a llorar, mientras su hija, emocionada también, le preguntaba ¿lo viste mamá, lo viste?

Es un éxito operativo

El operativo de seguridad que se implementó en los caminos de Guanajuato previo a la salida del Papa Benedicto XVI del aeropuerto, fue todo un éxito.

La Policía Federal colocó varios filtros a lo largo de la carretera entre los municipios de Guanajuato, Irapuato, Salamanca, Romita, Cuerámaro y Silao, siendo este último el principal para distribuir el flujo del tránsito vehicular por caminos aledaños.

Fueron pocos los automóviles e incluso camiones que lograron colarse hasta el Aeropuerto Internacional de Guanajuato, donde se ubicaba el último puesto de revisión por parte de la Policía Federal.

Los encargados del último filtro cerraron la circulación bajo el puente del aeropuerto; seis vehículos quedaron varados en el centro de la autopista, entre ellos dos camiones de supermercados.

Pero el cierre de caminos permaneció únicamente por escasos dos minutos, ya que escoltados por motocicletas de la Policía Federal siguieron su trayecto.

Todo esto ocurría mientras el Papa Benedicto XVI daba su discurso en el interior.

De acuerdo a Juan Gerardo Vallejo, director de la Cruz Roja en Silao, todos los días circulan poco más de 58 mil automóviles por la carretera federal 45.

En esta ocasión, aunque de manera significativa disminuyó la cantidad, gran parte ubicaron su destino final en los terrenos aledaños al aeropuerto, para ver pasar al Santo Padre.

A las 6:50 de la tarde la carretera volvió a fluir con normalidad, aunque resguardada todavía por el operativo de agentes federales.

El agente federal encargado del operativo final, destacó los bloques encabezados por tres patrullas que abrieron la circulación y escoltaron a los automovilistas hasta la entrada a León, con el fin de prevenir contratiempos.

Transcurre con tranquilidad la primera noche en León

El comienzo del primer día de descanso de Benedicto XVI en León transcurrió con tranquilidad en las afueras del Colegio Miraflores.

Después de su llegada, sólo quedaron afuera del lugar medios de comunicación y cuerpos de seguridad eclesiásticos, atentos a cualquier eventualidad.

Las vallas mantuvieron a los curiosos lejos del lugar de descanso del Papa, sólo un grupo pequeño de jóvenes estuvo a lo lejos cantando algunas porras, alabanzas y hasta canciones.

Los animados muchachos se mantuvieron en el lugar un par de horas más y después se retiraron.

Los bulevares aledaños al Miraflores estuvieron cerrados por alrededor de 30 minutos después de la llegada del Papa, pero más tarde las vías fueron reactivadas y no se registró mayor novedad en los alrededores, hasta el cierre de la edición.

Guardan papamóvil

Después de haber permanecido por casi una hora y media estacionado en la calle López Sanabria, el papamóvil fue llevado a una cochera del Colegio Miraflores.

Su presencia en el bulevar causó una gran expectativa y todos los presentes buscaron una fotografía -aunque fuera de lejos- del vehículo que traslada al Sumo Pontífice.

La cochera donde fue guardado se encuentra justo a un lado de la puerta donde Benedicto XVI accedió a la institución y todos los implicados en el cuidado del sofisticado vehículo extremaron precauciones para evitar que pudiera resultar dañado.

El plan era que el vehículo permaneció ahí por toda la noche, para salir esta mañana a fin de cumplir con la agenda de Benedicto XVI, quien estará en Guanajuato y por la tarde hará un nuevo recorrido por nuestra ciudad.

Brindan atención a 167 ciudadanos

En las 14 horas que duró el operativo a cargo de la Delegación de la Cruz Roja, cada hora en promedio, más de cien personas fueron atendidas.

Juan Gerardo Vallejo Verver, presidente del Consejo de la Cruz Roja de Silao, detalló que en total 167 ciudadanos recibieron atención médica, principalmente por insolación y desmayos.

Sólo dos de ellos requirieron traslado a diferentes clínicas.

El operativo inició a las 6 de la mañana y se extendió hasta las 8 de la noche.

En los 32 kilómetros -del Aeropuerto Internacional de Guanajuato- hasta el Colegio Miraflores, que fueron recorridos por el Papa, fueron repartidas 22 ambulancias.

El primer reporte fue alrededor de las 2 de la tarde en el cruce del bulevar Adolfo López Mateos y Libertad, en la Zona Centro, donde una joven que participó en la valla humana fue lesionada en la cabeza con el vidrio de un ventanal que se cayó de un edificio.

Previo a la llegada del Papa Benedicto XVI, otra mujer embarazada sufrió malestares, luego de la aglomeración registrada a la altura de las colonias Nuevo México, en Silao.

La cifra oficial de participantes fue de 135 voluntarios, 22 ambulancias de todas las delegaciones de Guanajuato y 5 vehículos no oficiales, con un socorrista a bordo, para atender reportes menores.

Se accidentan patrulleros

Al acudir a un servicio de emergencia, dos patrulleros resultaron lesionados al caer de sus motocicletas luego de que una camioneta les cerrara el paso

El accidente ocurrió en el bulevar Adolfo López Mateos, frente al Estadio León, poco antes de las 2 de la tarde.

Según un grupo de jóvenes que estaban parados a orilla del bulevar y que esperaban la llegada del Papa, los tránsitos iban detrás de una ambulancia y traían la sirena encendida, cuando la camioneta dio vuelta y se les atravesó a los oficiales.

La camioneta Nissan pick up color rojo, con caja color blanco, era conducida por Manuel Rodríguez, de 23 años, de la colonia Providencia, quien fue detenido.

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