LAS ORQUÍDEAS son excelentes para activar el amor y la riqueza.
Aunque los mitos de su complejidad para el cultivo son cosa del pasado gracias al consejo de los propios expertos, hay ciertas plantas que le convienen según su espacio, tiempo y entusiasmo.
El clima es el factor bendito que permite disfrutar de esta bella flor casi todo el año, en casi todos sus géneros y especies.
Las Cattleyas son de las más difundidas en América y constituyen, entre sus diversos géneros, las más apreciadas por cultivadores y por quienes comienzan en este arte. Epifita, con pseudobulbos, reclama luz; en condiciones naturales siempre procura los topes de los árboles, así que debe ubicarla de manera que alcance ésta sin que sea directa y obviamente tratando de evitar la incidencia directa del mediodía.
La Cattleya mossiae (la flor nacional) es una de las preferidas, aunque hay variedad de colores que van desde el púrpura al blanco, amarillo o combinaciones verdosas producto de la hibridación. Ubíquelas en un lugar ventilado, pero sin brisa. Recuerde que las orquídeas no son amigas del cambio constante, así que no las mueva de lugar a menos que las condiciones sean similares.
Vandas
Las vandas con hojas que asemejan tiras de cuero y las vandas con hojas cilíndricas son igual de generosas en su floración, aunque las primeras requieren luz indirecta y clima fresco, mientras que las segundas van bien en climas templados y toleran la luz directa. El aire es vital, así que mantenerlas en apartamentos o cuartos cerrados no es conveniente por mucho tiempo; aunque se desarrollan bien en interiores deben ventilarse ocasionalmente.
El riego debe ser moderado, hay que evitar el secado total, aunque a veces la planta lo requiere. Incluso en verano riegue dos veces al día, pero siempre sujeto a la regla de oro de medir y observar cuán húmedas están las raíces y los elementos de fijación. Se usa, por lo general, carbón en un pote plástico y que permita las salidas de las raíces, ya que la mayoría de ellas van mejor colgadas en macetas u otros medios de fijación. Recuerde que hay cierto tipo de raíces de helecho, por ejemplo, que retienen más el agua que otros.
Dendrobium
Las Dendrobium con sus flores de ramillete o en grupos de dos o tres, según la especie, tienen múltiples colores. Cuando la planta está en crecimiento debe regarse con frecuencia y copiosamente, cada dos días, siempre tomando en cuenta la evaporación y la temperatura. Si está mojado, no riegue.
Para su crecimiento y floración requieren luz abundante pero no directa. Si las tiene dentro de su apartamento considere sacarlas al balcón al menos durante el verano para que la planta desarrolle pseudobulbos fuertes que garanticen una buena floración. La luz matutina es mejor.
La fertilización es proporcional al tamaño y cantidades de flores y dependerá de la variedad. La base es el fósforo, aunque existen alternativas que puede consultar en viveros y con los cultivadores profesionales.
Son, además, resistente al transplante y no es necesario que el pote o maceta sea más grande que la planta para garantizar su propagación o crecimiento.
Oncidium
Las Oncidium son epifitas, aunque habrá ocasiones en que crezcan entre restos de corteza y hojas, pero en el caso de tenerlas en casa conviene adherirlas a un medio como las raíces de helecho o utilizar un árbol para que crezcan. Existen también elementos como ramas de mangle sobre los cuales se cuelgan las macetas con agujeros que permiten que las raíces se adapten a la rama.
Aunque toleran bien un amplio rango de temperatura, la ideal es de 21 a 29 centígrados y la mínima de 16 C. En ambientes más calurosos es conveniente cuidar el riego y la humedad.
Durante su fase de reposición, las especies que no florean constantemente deben recibir menos agua, cuidando que los bulbos no se arruguen.
El abono es similar al de las epifitas corrientes, aunque si la cultiva en maceta debe transplantarla al menos cada dos años. Son, probablemente, las mejores plantas para principiantes.
